De alguna manera, todos los viajeros somos descendientes de Ulises. No puedo recordar cuándo leí por primera vez el poema épico que narra los intentos del Rey de Ítaca por regresar a su casa luego de una larga guerra que su ingenio ayudó a finalizar. Lo que sí recuerdo es mi ejemplar, de tapas marrones, con innumerables subrayados, notas y comentarios producto de cada nueva lectura.
“Es una de las primeras historias de nuestra Humanidad, y tiene valores que no se pierden nunca”, dice Els Vandell, quien pasó años estudiando el mito griego para lograr adaptarlo a dos obras teatrales destinadas al público infantil, escritas y dirigidas por ella, que en realidad podrían ser leídas como dos capítulos de una sola: Ulises y el cíclope y Ulises y Penélope.
Con un estilo sencillo en los diálogos, pero manteniendo la sensibilidad del poema original, ha planteado la adaptación de los dos fragmentos de la historia que más le conmueven. El primero por la condición moral que plantea del protagonista; el segundo, por tocar un tema tan actual como el de las familias separadas por la guerra.
Para dar vida al héroe griego, Vandell ha elegido a Rodrigo Sánchez Patiño, mientras que Fiorella De Ferrari encarna a la paciente Penélope y Joaquín Escobar interpreta a Telémaco, acompañados por un reparto de actores secundarios que hace un excelente trabajo. La puesta en escena se complementa con una escenografía dinámica y lúdica, y por la composición musical de Nuria Saba, que lejos de hacer naufragar la obra por los derroteros de un musical Disney, ha creado piezas que se ajustan perfectamente a la visión de Vandell.
La Odisea es una apuesta de la autora por compartir su lectura personal de una de las historias más contadas y más importantes de Occidente. Como toda lectura, es parcial y atravesada por la visión del mundo de quien la realiza, lo que no le resta legitimidad ni riqueza, y cuyo reto mayor es poner en contacto a los más pequeños con problemas universales y que son parte de su realidad.