Publicado originalmente en Liberal Spain
De mis años en el fútbol sala saqué la conclusión de que la competición deportiva tiene tanto éxito porque es una metáfora de la vida. Es una vida paralela, que nos permite proyectar anhelos y frustraciones. Empezar un partido es como levantarse por la mañana, o como el primer día del cole. Das lo mejor de ti mismo y al final veremos qué pasa. La lectura de un maravilloso artículo de Carmelo Jordá acerca de la publicación del tuit de Benja Serra tan famoso ya, sobre las dos carreras y los WCs, me ha traído esta metáfora de nuevo a la cabeza.
¿Cuántas veces hemos oído a un entrenador que se queja con aquello de que no vale lo que hiciste en el pasado? Guardiola o Mourinho por poner dos ejemplos podrán haber ganado varias Ligas de Campeones (yo ya tengo una edad y digo Copas de Europa) pero como la cosa no vaya, los pondrán de patitas en la calle. ¿Cuántas estrellas dejaron de serlo al llegar a tal o cual equipo?
Lo que hicieras ayer sirve como bagaje, como experiencia y como aprendizaje, pero no determina en ningún caso lo que conseguirás hoy. En la vida, como en el deporte, todo es un nuevo comienzo. La primera jornada de liga el campeón y el recién ascendido tienen los mismos puntos. Algo así pasa a cada minuto de tu vida. Sí, a priori tienes los ases en tu manga, pero hay que jugar la mano. No se gana sin bajarse del autobús.
Es por tanto la cultura del esfuerzo un punto que debiera estar presente en cualquier modelo educativo. Yo lo aprendí pronto. Tuve suerte. Hay quien no lo aprende nunca en este maldito país donde quieren igualarnos a todos. Cosa que solo se puede hacer enrasando por abajo. Yendo contra natura. La evolución no es más que la constante lucha por la supervivencia. Y digo lucha. Remarco lucha. Creer que por haber terminado unos estudios o por tener un buen trabajo de funcionario está todo hecho es tener las miras cortas. La vida es cambio. A Benja, como a mí o a ti, nos han engañado, al menos han tratado. A este mundo se viene a pelear, a fajarse en el barro. Todos los días. A cada minuto.
Cuando era un crio e iba por mi barrio, recuerdo comentar con los amigos que no se puede ser el más chungo toda la vida. Siempre habrá un día en que aparezca uno más chungo y te pegue un navajazo.
Tengo un familiar cercano al que le tocó el mismo año el Gordo de Navidad, el segundo y el tercero, todos juntos, el día 22 de diciembre. También dos buenos amigos, hermanos ellos, que en tres años pillaron dos Gordos. Palabra. Todos ellos siguen teniendo que levantarse a currar, todos los días. A la pelea. Cierto es que no vino mal. Pero igual de cierto es que no les ha cambiado la vida demasiado.
La Liga hay que ganarla todos los años. Los golpes de suerte que la cambian no van a tocarte a ti. La única suerte es el trabajo. Tú trabajo. La culpa no es del gobierno. Ni de Telecinco. Ni de los padres, que las visten como putas. La culpa de lo que pase en tu Liga es tuya. Y aunque ayer ganaras, hoy tienes los mismos puntos que el colista. Espabila.
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