

Sin ser ciudad de grandes alturas, no puedes de dejar de mirar hacia arriba. Si lo haces corres el riesgo de perderte alguna de sus joyas platerescas. Empezamos a coger el latido a la ciudad por la Rúa Mayor hacia la calle de la Compañía, allí nos encontramos la Clerecía y la Casa de las Conchas.
Dicen que hay 365 conchas, con cada una de ellas el señor Rodrigo Maldonado recordaba a su mujer el amor que sentía por ella cada día del año. Aunque hay otras leyendas, como la que dice que debajo de cada concha hay una moneda de oro. Aquí ya encontramos la piedra de color arena que le dará ese tono dorado a los atardeceres de la ciudad charra.


biblioteca de incunables de la Universidad de Salamanca
"Advierte hija mía, que estás en Salamanca, que es llamada en todo el mundo madre de las ciencias y que de ordinario cursan en ella y habitan diez o doce mil estudiantes. Gente moza, antojadiza, arrojada, libre aficionada, gastadora, discreta, diabólica y de buen humor"
Esta definición de los estudiantes que también hizo el Licenciado Vidriera define muy bien al estudiante de entonces. Ese que tenia derecho al pataleo cinco minutos antes de empezar la clase para entrar en calor. Y es que Salamanca es de temperaturas extremas. En invierno el frío obligaba a los estudiantes más pobres a ir enrollados en mantas y de ahí la expresión "ser un manta".
los vítores de los estudiantes
Y si paseando por la ciudad charra os encontráis con grandes letras rojas pintadas en muchas fachadas estáis delante de los vítores, hechos con sangre, aceite y arcilla. Era la "firma" del estudiante, que había conseguido ser bachiller ("el grado") y tenia recursos económicos para dejar plasmado tan tremendo esfuerzo (había que pagar misa y toros).
catedral
Y ahora toca el turno de la catedral, o de las catedrales, porque son dos en una. Veían la primera demasiado poca cosa y adjuntaron otra más grande. Nada tiene que ver una con otra. La vieja, románica, es recogida y humilde, la nueva es todo esplendor con un churrigueresco que extasía.Dejaros tiempo para ver detenidamente la portada del Nacimiento o para buscar el astronauta en la puerta de Ramos.

el astronauta de la portada
Si me acompañáis bajamos al río Tormes por el puente romano. Por aquí volvían las prostitutas en acabar la cuaresma y Navidad. Volvían y los estudiantes les engalanaban con ramas las barcas, de ahí el nombre de rameras. Y también en Salamanca nace el origen de la expresión irse de picos pardos, pues las faldas y enaguas de estas mujeres acababan en picos de este color.


patatas revolconas
Y si entre tanta historia y tanto callejeo os llega el hambre no dudéis en buscar un pequeño restaurante en la calle Prior, cerca de la plaza Mayor, se llama Mesón La Dehesa y tiene los mejores ibéricos de todo Salamanca. Tienen ganadería y secadero propios. Tampoco olvidar de probar las patatas revolconas o meneás.