Dos fotos y una reflexión

En un mismo medio de prensa he leído dos noticias y he observado con atención dos fotos. Una de esas fotos es esta:

Se trata de Abdelhamid Abaaoud, a quien los cuerpos de seguridad consideran el cerebro de los recientes atentados de París. Y no solo de los recientes, pues también se cree que estuvo vinculado a los sucesos que terminaron con la vida de varias personas que trabajaban para la revista satírica francesa Charlie Hebdo. De ser ciertas estas acusaciones sin dudas podemos ver a uno de los rostros representativos de la barbarie radical musulmana de estos tiempos representada por ISIS.

La otra foto es esta:

No sabemos como se llama este chico, también musulmán, que en estos momentos difíciles para las personas decentes que profesan esa religión se atreve a salir a las calles parisinas con dos carteles. En uno se puede leer “el terrorismo no es Islam”, y en el otro, no sin dificultad, “el Islam es como esta flor”. ¿Qué estará pensando la señora que lo observa detenidamente y con curiosidad?

El sujeto de la primera foto es todo un criminal; el segundo, un joven que se siente orgulloso de proclamar públicamente lo que él considera es la esencia de su religión. No me cabe la menor duda de que también se siente avergonzado de sujetos como el de la primera foto. O eso parece.

Personalmente creo que ha llegado la hora de destruir a ISIS con todo el poder de la maquinaria militar de que disponemos. El grado de salvajismo que ha demostrado esa organización terrorista no tiene parangón en la historia y nada indica que se vayan a detener. Esos asesinos no van a entender otro lenguaje diferente al de su propia brutalidad. “Hierro con hierro se aguza” – dice un viejo proverbio.

Sin embargo, nuestras sociedades no deberían irse al otro extremo y catalogar a todos los practicantes del Islam como terroristas y hacerlos sujetos de un odio irracional que sirve, entre otras cosas,  para encubrir las bajas pasiones que también existen en occidente.

No sería justo.

Vice

Estados Unidos