Las 2 hormonas en cuestión serían la Testosterona y el Cortisol.
Mientras que la testosterona es la hormona del poder, la de la persona luchadora, centrada y concentrada que nos ayuda a ser mejores líderes, el cortisol sería la hormona del estrés que hace que nos sintamos más impotentes y abrumados.
El impresionante experimento de Amy Cuddy:
En el estudio de esta psicóloga introdujeron a la gente en una habitación y durante dos minutos, una parte de ellos debían estar en una postura de poder (de gran alcance), mientras los otros debían estar en una postura de “sin poder”. Los resultados, según Cuddy, fueron impresionantes.
Con unos reclutadores neutros que no sabían que se trataba de un experimento, acabaron eligiendo para contratar a las personas que durante esos 2 minutos habían realizado la postura de gran alcance.
Pero ahí no quedaba la cosa, y es que los niveles hormonales reales de las personas cambiaron drásticamente tras realizar las posturas, donde los niveles de testosterona cayeron mientras que subió el nivel de cortisona en aquellos que habían realizado las poses de los sin poder, y a la inversa ocurría lo contrario.
Por tanto, Amy Cuddy confirma la teoría de que se puede “fingir hasta que lo consigas”.
Esta es la Charla de Amy Cuddy subtitulada al español, pero usando los subtítulos de YouTube.
¿Pero por dónde comenzamos a la hora de cambiar nuestro lenguaje corporal?. Antes de nada, recordar que tanto si crees como si no crees en la importancia de la lectura de los gestos, lo cierto es que todos podemos interpretar muchas posturas y expresiones. En muchas ocasiones de forma inconsciente. Otras veces se le llama intuición cuando alguien te da la sensación de no ser de fiar, cuando en realidad la intuición no ha tenido nada que ver. Y en otras ocasiones es completamente consciente
1. Ser conscientes.
Lo primero para poder cambiar, es ser conscientes de qué parte o partes debemos cambiar. Aunque se recomienda usar un espejo, la verdad es que no hay nada como verte en un vídeo, donde observarás la reacción de tus manos y tus pies, que reflejarán tus reacciones de comodidad ante las personas con las que te comunicas. Un vídeo de una boda puede ser ideal para observarte.
2. Trabajar la sonrisa.
Sonreímos porque estamos felices, pero a la inversa también ocurre. Es decir, si no estás contento y te esfuerzas por colocar en tu cara una sonrisa, llegarás a estar contento. Hay muchos estudios que aseguran que la gente que sonríe sin estar felices, pueden llegar a sentirse felices.
3. Comienza a adoptar poses amplias, de grandeza y poder.
Comienza a practicar lo que decía la psicóloga Amy Cuddy. Tanto si vas a una cena de negocios, entrevista de trabajo o tienes una importante reunión, dedica unos minutos a estas poses, y de paso relájate. Recuerda que según esta psicóloga, adoptando ciertas posturas nos beneficiaríamos de la testosterona (poder) ó cortisona (posición perdedora) en la imagen de abajo.
4. Durante… nunca cruzar los brazos.
Ya hemos visto lo que debemos hacer antes de una situación importante. Ahora recuerda que durante la entrevista o la negociación nunca se deben cruzar los brazos, ni en la parte de arriba (pasotismo, inseguridad, aburrimiento), ni en la parte de abajo (inferioridad, nerviosismo).
5. Gestos que acompañen y voz profunda.
Numerosos estudios muestran cómo los líderes con voz baja son más persuasivos. Es más, las mujeres y hombres con voces más profundas, suelen ser más propensos a conseguir puestos de liderazgo en las empresas. Y es que las personas con seguridad en sus palabras no tienen por qué levantar la voz para demostrar que están en lo cierto. Del mismo modo, debemos acompañar nuestras palabras con algunos gestos.
6. Ensaya el contacto visual.
Esta parte es fácil de trabajar. Acostúmbrate mirar a los ojos a todo el mundo. Desde el carnicero, el frutero, la persona a la que le indicas una dirección, etc… es uno de los errores más comunes y visibles en las personas tímidas e inseguras. En muchas ocasiones, incluso las personas seguras se sienten intimidadas y cometen este error.
Y puesto que según Aristóteles “somos lo que repetidamente hacemos”, comienza a cambiar estas pequeñas cosas hasta convertirte en esa versión mejor de ti mismo.
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