Revista Talentos
Hoy nos hemos encontrado después de tantos años, y la vergüenza no te dejaba mirarme a los ojos. Tu derrota prolongada me hablaba sollozante, alegaba no encontrar ni un buen recuerdo de ti en tu memoria. Pero yo me he enfrentado a tu derrota, tu enemiga íntima, y le he jurado que yo sí recordaba cosas buenas de ti. Y he sido testigo de tu lucha para levantar los ojos hacia los míos, ahogados en la tristeza infinita de tu soledad. Y he aprendido, mirándote, que hasta el infierno más profundo puede albergar dignidad.