Hace poco más de un año os contaba que había 3 gestos que habían hecho mi piel casi perfecta. Bien, pues ahora he introducido dos nuevos pasos en mi rutina que están marcando la diferencia. No suponen mucho esfuerzo y os aseguro que merecen mucho la pena.
About a year ago I showed you three steps that made my skin almost perfect. Well, now I have two new steps that are making a big difference. They don't take much time nor effort and I assure you they really worth the extra time.
De verdad que, aunque a priori os dé pereza añadir dos pasos más pensando que vais a tardar mucho más en vuestro ritual de limpieza, os llevará como mucho tres o cuatro minutos más. Además, los beneficios que notaréis en la piel superarán con creces el esfuerzo extra.
Desmaquillado con aceite de coco. Este paso lo había puesto en práctica de vez en cuando, pero no de manera habitual en mi rutina. Sin embargo, desde que uso el protector solar en mousse de La Roche Posay recurro a él porque es bastante difícil retirarlo completamente sólo con agua y limpiadora. Viene genial para retirar los productos y restos grasos de la piel como bases de maquillaje, protectores solares, etc.
Simplemente me pongo el aceite (que podéis comprar en herbolarios) en las manos y masajeo en todo el rostro suavemente. Después, retiro con algodones.
El aceite de coco es muy bueno para la piel porque tiene ácidos grasos que la mantienen hidratada y joven. Además, es antiséptico. Y no, no os producirá granitos.
Después de usar el aceite me limpio la piel como normalmente, es decir, con agua y mi limpiador facial habitual.
Secado con tissues. Antes me secaba la cara con una toalla que tenía especialmente para la cara para evitar usar la de las manos, que en teoría puede tener más suciedad. Pero cuando antes de la boda me estuve haciendo varios tratamientos faciales me fijé en que en el centro de belleza siempre usan pañuelos de papel o tissues para secar el rostro. Además, mi amiga Concha, que tiene una piel envidiable, me dijo que también ella lo hacía y pensé que tenía que darle una oportunidad (a pesar de que me parecía que sería muy engorroso ponerse un pañielo de papel en la cara empapada).
Me compré en Mercadona una cajita de esas dispensadoras de pañuelos de papel que creo que vale 1€ y la puse al lado del lavabo. Y cada vez que me lavo la cara me la seco con ellos. Pero no penséis que hay que secar igual que con la toalla, no: coges un pañelo, lo doblas a lo largo y lo pones sobre una de las mejillas. Lo dejas un segundo y con ese mismo pañuelo vas haciendo lo mismo en las demás partes de la cara, sin frotar, sólo a toques. Yo uso dos tissues, no más, cada vez que me lavo la cara.
Lo bueno de usar esta técnica es que evitas la suciedad y las bacterias que se acumulan en las toallas por más que las intentemos mantener limpias y secas y que además no frotamos la piel ni la agredimos.
Una vez que me he secado la cara, paso a aplicarme el agua micelar con un algodón para terminar de limpiar la piel por completo y además tonificarla al mismo tiempo.
Como veis, son dos pasos súper sencillos que no suponen nada de esfuerzo ni apenas tiempo extra pero que van a contribuir a que tengamos una piel mucho más bonita y cuidada.
¿Quién se apunta? ¿Seguís ya alguno de ellos? ¿Algún paso que hagáis vosotras y queráis compartir?
Revista Belleza
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