Revista Coaching

Dos pequeñas pinceladas hacen arte

Por Candreu
Dos pequeñas pinceladas hacen arte
Tudela (Navarra), Sevilla, Bilbao y la Escuela de Negocios Fundesem en Alicante me han visto pasar esta semana. Ni todos esos compromisos, ni el caos que se ha vivido en Barajas estos días, me han impedido disfrutar de dos momentos familiares importantes: la despedida de mi hijo mayor, Alvaro, que estará un puñado de semanas en Washington DC de intercambio y la primera exposición de los trabajos de pintura de mi hija Leyre en la academia en la que recibe clases.
Un alumno llamó a su maestro para que evaluara el cuadro que él pensaba que acaba de terminar. El maestro se acercó y observó con detenimiento y concentración el lienzo durante un rato. Pidió al alumno la paleta y los pinceles y con gran destreza y rapidez dio unos cuantos trazos aquí y allá. Esas cuatro rápidas pinceladas habían cambiado notablemente el cuadro.
El alumno quedó asombrado. Ante sus propios ojos la obra había pasado de mediocre a sublime. "¿Cómo es posible que con unos cuantos brochazos, simples detalles, haya cambiado tanto el cuadro?" le dijo al maestro.
"Es que en esos pequeños detalles está el arte". Le contestó.
Los grandes acontecimientos muchas veces nos deslumbran tanto que nos impiden ver esos pequeños milagros que nos rodean cada día. La despedida cotidiana a nuestra pareja, la luna llena brillando sobre el mar, el beso de un hijo en nuestra mejilla, son detalles que al sumarse terminan de hacer especial y diferente nuestra existencia.
El poder que sobre nuestras relaciones (familiares, de amistad e incluso profesionales) pueden hacer las cosas pequeñas no debe ser subestimado. Una flor, una carta, una palmada en el hombro, recoger a nuestros hijos en el cole... pueden parecer poca cosa, pero no son insignificantes. La flor se marchitará, la carta se perderá, las palabras quizá se las llevará el viento, pero el recuerdo de ellas permanecerá durante mucho tiempo en la mente y el corazón de quien las recibió.
¿A qué esperas entonces? Envía esa flor, escribe esa carta, haz esa visita, levanta el teléfono. Hazlo ahora, mientras la oportunidad aún es tuya.

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