El Tour de Francia es un buen baremo para calibrar las altimetrías del país vecino: los Alpes, gigantescos casi siempre, incluida su versión dolomítica italiana (ahí está ese Passo dello Stelvio a más de 2.800 metros); los Pirineos no les aguantan un pulso en altitud porque son más bien minoría los que superan los 2.000 metros, pero pueden encadenarse terriblemente. Y tienen excepciones, como ese coloso llamado Col du Tourmalet que no por repetido en el Tour pierde un ápice de su áurea.
Los Pirineos también albergan otros monumentos, y no todos han sido ascendidos por el Tour. Entre los cicloturistas se sabe identificar un puerto muy duro (un Aubisque, un Aspin, un Val Louron, un Hautacam) de otro tocado con el don de contar con la llave del cielo, esto es: seguir la estela del Tourmalet.
Ahí van dos colosos pirenaicos que hacen cumbre a más de 2.000 metros con una historia muy diferente cada uno a su espalda: un puerto apenas ascendido un puñado de veces en el Tour de Francia y que persigue entrar en la leyenda del ciclismo (Pailhères); y otro puerto por descubir (Boucharo - Gavarnie) con un kilometraje descomunal, de 30 kilómetros a casi el 6%.. Si se anima a hacerlos o los ha hecho ya, no dude en contarnos su experiencia.
El Col de Pailhères se ha subido cinco veces desde 2003 (¡qué manía con alternar el puerto al tuntún y desgastarlo a lo bobo!), pero la ascensión más recordada será la última, de 2013, en la que un no tan conocido Nairo Quintana atacaba desde la base de este coloso de 2.001 metros, que aquel día era el penúltimo de la jornada, reventando la carrera y confirmando al colombiano como joven revelación. Sus más de 15 kilómetros a casi el 8%, sus preciosas curvas de herradura, su abundante flora en la parte baja y su paisaje lunar a más altitud impresionan verdaderamente.
El Col du Boucharo o Col de Gavarnie son palabras mayores, un puerto nunca ascendido que encierra un potente polisemia: el Boucharo es la frontera natural con España, que va a dar al aragonés Valle del Bujaruelo donde permanecen los bastante turísticos Monte Perdido y Ordesa (sin embargo, a nadie se la ocurrido diseñar una carretera, ni siquiera estrecha, por la vertiente española).
Es la cima de Pirineos: 2.270 kilómetros, un puerto más alto que el Tourmalet. Es un reflejo del deporte de resistencia que es el ciclismo, como lo prueban sus 31 kilómetros a más del 5%. Es la belleza del Circo de Gavarnie que dejaremos a un lado en la subida, es una zona de esquí magnífica, es la Brecha de Roldán que veremos en la cima. Son los recuerdos de Napoleón en Luz Saint-Sauveur, es la belleza del pueblo de Gèdre.