Ilustración de Ivan Solbes.
Tengo una amiga que tiene problemas con su lactancia. Lleva con ellos desde el inicio y su vida se ha convertido en un peregrinar de médicos y visitas de amigas-asesoras de lactancia. Va al pediatra y a enfermería pediátrica para las cosas del pequeño y tiene que ir a su médico de familia y al laboratorio para sus analíticas de la leche.Hoy en día, por ejemplo, son todavía demasiadas las madres que no son conscientes de la recomendación de tomar un suplemento de yodo mientras dure la lactancia. Una vez el pequeño sale del útero, parece que ya nadie se preocupa de la madre y muchas veces este punto se soslaya en una rápida visita posparto a la matrona o al ginecólogo.
El problema, según pensaba hoy, es que en realidad la lactancia es cosa de dos. Tiene dos protagonistas cuya salud se lleva desde dos ámbitos diferentes de la medicina y no hay ningún perfil profesional que se especialice en el cuidado de la diada madre bebé. Que sí, existen las doulas, las asesoras continuum o las consultoras de lactancia, que no dejan de ser figuras de asesoramiento y acompañamiento en la maternidad; pero ninguna de ellas es un profesional sanitario que esté capacitado, por ejemplo, para citar analíticas y cultivos y/o recetar medicamentos (ya sean para la mastitis o suplementos como el yodo).
Una mujer va a su pediatra, que mira la lactancia desde el punto de vista del bebé y le receta suplementos porque no ha ganado peso. Pero no le pregunta a la madre qué tal se siente, si le duele, si tiene grietas o algún malestar relacionado con la lactancia... En el fondo, ella no es su paciente. Prácticamente ningún pediatra se "acuerda" de o se "digna" a recordar a la madre que tiene que tomar un suplemento de yodo, aunque la mujer sea el medio por el que este suplemento llega a su paciente.
Esta misma mujer va a su médico de familia porque tiene grietas que no curan y dolor al amamantar, y este otro profesional tampoco se "acuerda" de o se "digna" a decirle a la madre que tiene que tomar un suplemento de yodo. En el fondo, el suplemento no es para ella. No digamos ya cuando le dice que no le puede recetar nada para su mastitis porque está amamantando o para cualquier otra dolencia ajena a la lactancia materna.
Vivimos en un mundo de ginecólogos, matronas, pediatras, médicos de familia, etc. en el que hemos compartimentalizado tanto el nacimiento y el cuidado del bebé que se olvida que el bebé no puede existir sin su madre. Se obvia que, como dice Nils Bergman, "para el bebé nada tiene sentido si no es desde el punto de vista del cuerpo de la madre".
Simbiosis
Biológicamente la madre y el bebé son una diada en continua interacción. Ambos viven en simbiosis durante los primeros años de vida del pequeño. No es para menos, porque, desde este punto de vista, los recién nacidos sin su madre están prácticamente condenados a muerte. Necesitan a su madre para que les alimente, para que les de calor, para que programe su cerebro, para que sea maestra y aprendiz, para que les enseñe en quién pueden confiar, para que les muestre que alimentos pueden comer y cuáles es mejor evitar.
Y es cierto que hoy en día no vivimos en una jungla. Pero nuestros cuerpos nacen y se desarrollan con la misma programación genética que hace miles de años cuando todavía vivíamos en cuevas y luchábamos día a día por la supervivencia. Y por eso, los bebés nacen sin saber que cuando le damos a un botón se enciende una luz o que ninguna fiera va a perturbar su sueño en la bonita cuna que le hemos preparado... Y se empeñan en seguir formando parte de la diada, de la simbiosis perfecta con su madre.
Por eso, para fomentando la lactancia, y para seguir cuidando no solo del nacimiento sino de todo lo que viene después, es necesario reclamar la existencia de profesionales y/o perfiles sanitarios sanitarios que den asistencia a la diada madre-bebé desde este punto de vista global. Que no solo sepan de percentiles y enfermedades infantiles, sino que también sepan de fiebres puerperales, problemas de lactancia, depresiones posparto o cuidados del suelo pélvico.
¿Matronas?
Habrá quien diga que esta figura ya existe. Que las matronas pueden hacer todo eso. Y es cierto que las matronas hoy en día saben de madres y de bebés. Que son las que dan "educación maternal" más allá de la preparación al parto y que incluso se preocupan por dar talleres de masaje infantil o por fomentar los grupos de madres.
Pero también parece que, a día de hoy, las matronas están en tantos "fregaos" que no se centran en ninguno y quizás habría que reinventar a las matronas o crear una nueva figura que combine matrona, doula, asesora de lactancia, asesora de porteo, enfermería pediátrica y conocimientos de neurociencia... Vamos, lo que viene siendo un profesional sanitario renacentista.
Y tú, ¿Cómo lo ves?