Nos regalaron esta ménsula de madera de castaño, sencilla y rústica como ella sola. ¡La verdad es que nos encantó en su tosquedad! Los dos trozos de madera que la componían estaban sucios y abiertos en algunas zonas, pero no por ello perdía ni un ápice de encanto.
La pintamos a brochazos de manera informal, y lijamos hasta dejar entrever la beta de la madera fundida con la pintura.
Con una plantilla de estarcido, de un coleccionable casi vintage que tenemos, dibujamos esta pequeña flor y volvimos a lijar para integrarla al máximo en el conjunto.
Barniz mate y una manita de cera para terminar
Rústico y con encanto, ¿no creéis? Una sencilla transformación con la que acudimos de nuevo a la cita con Marcela Cavaglieri y sus geniales findes frugales (¡¡ya el número 99!!). ¡Nos vemos allí!
¡Feliz fin de semana!