Historia.
San Materno fue obispo de Colonia y Tréveris en el siglo IV. Fue un ardiente defensor de la ortodoxia de la fe contra los donatistas, según Optato de Milevo en su libro sobre el cisma donatista. La "Historia Eclesiástica" de Eusebio aporta una carta que el emperador San Constantino (21 de mayo) habría enviado a varios obispos, entre ellos a Materno, que gobernaba la sede de Colonia en 313, año en el que Constantino reunió estos obispos en Roma para tratar el asunto de Cecilio de Cartago, un obispo sobre el cual había dudas sobre la validez de su ordenación, así como de la ortodoxia de su fe. El papa San Melquíades (10 de diciembre) les recibió el 2 de octubre de 313, y durante tres días deliberaron, concluyendo que Cecilio (o Ceciliano) era verdadero obispo de Cartago, y no así su contrincante, donatista, para más culpa. En Arlés se reunió un Sínodo, para confirmar la condena del papa. Al parecer luego de dicho Sínodo, Materno fue trasladado a la sede de Tréveris, donde aparece como su tercer obispo, siendo el primero de Colonia. Murió en Tréveris, y sus reliquias se veneran en la iglesia de San Paulino (31 de agosto), y otras porciones se veneran en Colonia o El Escorial, España.
Leyenda.
Y aquí podríamos terminar con el santo, si no fuera porque lo que sigue es como para leerse. Pues resulta que, aunque tenemos estos datos cronológicos del santo, entre los siglos XI y XII se creó una fantasiosa leyenda sobre San Materno. Las iglesias de Colonia y Tréveris, no pudiendo sufrir no tener orígenes apostólicos, hicieron retroceder a Materno en el tiempo nada menos que ¡cuatro siglos! Las variadas causas de esto podéis leerlas en este artículo "Santos en la Máquina del Tiempo".
Pues bien, según esta leyenda, fue Materno el hijo de la viuda de Naím, resucitado por Nuestro Señor, según se lee en Lc. 7, 11-15. Una vez revivido, fue discípulo de Nuestro Señor, y luego de la Ascensión, el apóstol San Pedro (29 de junio; 1 de agosto, “ad Víncula”; 18 de enero, Cátedra; 22 de febrero, Cátedra; y 18 de noviembre, la Dedicación) le envió a la Galia junto a San Euquerio y San Valerio para que predicaran el Evangelio. Pero Materno murió en el camino, por lo que Euquerio y Valerio le sepultaron Schelestadt, Alsacia, y volvieron a Roma a decirlo a San Pedro. Este les dio su báculo, ordenándoles lo pusieran sobre la tumba de Materno. Así lo hicieron Euquerio y Valerio, y resultó que Materno volvió a la vida, se levantó y se encaminó hacia Tréveris.
Supuesto báculo de San Pedro,
con el que se revivió a San Materno. Colonia.
Esta leyenda de San Pedro enviando báculos para resucitar a discípulos se repite en las leyendas de San Frontón (25 de octubre), San Marcial (30 de junio) y algunos más, demasiado como para ser real, simplemente son copias unas de otras. Sin embargo, dicho báculo se veneraba, siendo trasladado allí en 953, y tenía fiesta propia. En 980 se dividió a la mitad y se le dio una parte a Tréveris, de donde pasó a Metz y por los avatares de la vida, despareció para aparecer, en 1354, en Praga. Otro báculo que dice ser el mismo, se venera en Weingarten. También se venera la tumba provisional de San Materno en Schelesadt, donde se le festeja en Pascua, con una procesión.
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo X. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 14 de septiembre además se celebra a
San Luis Gabriel Taurin Dufresse, obispo y mártir.
San Crescencio de Roma, mártir.