Hace no mucho, en TVE terminó de emitirse la serie completa de Downton Abbey. Estuvieron poniendo los capítulos en la sobremesa y, salvo alguno que me salté y tuve que ver en la plataforma online, el resto han caído en ese tramo horario previo a ponerme a hacer cosas por la tarde. No era mi primer visionado de la serie porque, aunque no fui de las que la siguió cuando salió en su momento hacia 2010, la vi completa a modo de maratón en Amazon Prime hace un par de años. También mencionar que emitieron la primera película secuela, de 2019, al terminar la serie y casi coincidiendo con la segunda en los cines. Por eso, ahora que tengo fresco todo el contenido realizado hasta el momento (¿habrá más películas?), me parece el momento adecuado para hacerle una reseña.Argumento
A principios del reinado de Jorge V, en las primeras décadas del siglo XX, Lord Robert Crawley es el Conde de Grantham y dueño de Downton Abbey. Allí vive con su familia, compuesta por su esposa Cora, y sus tres hijas, Mary, Edith y Sybil, además de sus numerosos criados encabezados por el mayordomo Carson, el ama de llaves Hughes o la cocinera Patmore.
El título de conde, la casa y otros cuantos bienes muebles e inmuebles forman parte de un mayorazgo que se remonta varias generaciones atrás. El actual conde había recibido el conjunto de bienes en un estado ruinoso que fue mejorado hasta conseguir el actual esplendor gracias a su matrimonio con Cora, una rica heredera estadounidense. Al no tener el matrimonio un heredero, a la muerte del actual conde, Downton Abbey y las demás propiedades deberán transmitirse al pariente varón que corresponda, pudiendo darse el caso de que su esposa y sus hijas no puedan seguir viviendo ahí, pese a que su verdadero valor se debe a la aportación de Cora, cuya inmensa fortuna, en condiciones normales, sería transmitida a sus tres hijas.
Para evitar el desamparo en que las reglas del mayorazgo pudieran dejar a su familia, Robert había preparado que su hija mayor, Mary, se casase con su primo Patrick, quien heredaría el título, lo que hacía que los bienes regresaran a su familia directa. Pero el joven se embarca en el viaje inaugural del Titanic y perece en su hundimiento, el 14 de abril de 1912. Esa noticia luctuosa supone buscar al siguiente en la línea sucesoria que resulta ser miembro de la clase media, un joven abogado de Mánchester nada familiarizado con la vida aristocrática: Matthew Crawley. Lo que todos desearían a partir de ahí es que Mary acabe casándose con él tal como estaba planeado hacerlo con Patrick, pero la antipatía entre ambos es inmediata nada más conocerse.ReseñaDownton Abbey es, sin duda alguna, una de las series históricas mejor realizadas. La ambientación está cuidada al detalle, según avanza y pasan los años se van introduciendo avances tecnológicos como el teléfono o la radio, el vestuario es una maravilla, los coches de época, la música... Y todo esto acompañado de escenarios y fotografía que te dejan con la boca abierta. Si queréis ver una serie bonita visualmente, dadle una oportunidad porque es una gozada.
No obstante, la gracia de la serie no se queda ahí, pues el guion y los personajes a los que seguimos merecen la pena casi por igual. Digo casi porque, por desgracia, la trama se vuelve un tanto rocambolesca de más a partir de la temporada 4. Aprovecho para decir aquí que la serie completa consta de seis temporadas de ocho capítulos más un especial navideño de doble duración al final de todas salvo la primera. Vamos, que en resumidas cuentas, la serie estaría compuesta en total por 52 capítulos. Si a partir de su ecuador, aunque siga mereciendo la pena, la trama hace que sus personajes se desdibujen y tomen decisiones un tanto extrañas... pues es inevitable que decaiga el interés.
No quiero decir que la serie sea un horror a partir de ese momento, sigue teniendo muy buenas subtramas y elementos de interés, pero soy de las que piensan que lo mejor estaba al principio. Además, es en esas primeras temporadas donde introducen mejor en el guion los acontecimientos históricos de aquellos años, empezando por el hundimiento del Titanic con el que arranca el argumento, pasando por la I Guerra Mundial, incluyendo las cuestiones del sufragismo o las luchas con Irlanda... En la segunda mitad todo queda más circunscrito a los dramas de los personajes sin grandes interferencias de lo que pasa en el mundo salvo por las consecuencias que tiene para una pareja el momento en que Hitler empezó a ser conocido tras el golpe de estado de 1923 (más info).
Al margen de esto que digo del guion, la serie hace muy buen trabajo con sus personajes. Resulta muy interesante el enfoque de ver las dos clases sociales, la aristocracia con sus criados, siguiendo las idas y venidas de quienes viven en ambos mundos. El elenco es muy amplio y hay subtramas para todos los gustos: romances entre clases, romances dentro de la misma clase, criados que quieren ascender, maquinaciones, problemas económicos, el pasado oscuro que persigue a algunos personajes, problemas médicos... Es imposible aburrirse porque siempre les están pasando cosas a unos u otros que afectan de algún modo a todo el conjunto.
Al respecto un poco de esto, el tema de la lucha de clases no está demasiado patente entre los dos estratos de la serie. Los aristócratas aquí son muy buenos patronos y los criados, salvo alguna excepción en que incluso salen pintados como malos, están bastante satisfechos con su trabajo. Algo de lucha de clases se cuela en la trama, pero sin demasiada relevancia. No obstante, es evidente la evolución con los años de la situación en Downton Abbey, la pérdida de poder de la aristocracia que va ganando la burguesía.
También decir que la serie mantiene un muy buen equilibrio entre el costumbrismo, el drama y los momentos de comedia. Mención especial para Violet, la condesa viuda madre de Robert, interpretada por la grandísima Maggie Smith cuyos piques con todos, en especial con Isobel, la madre de Matthew, son de lo mejor de la serie. No me da la reseña para hablar de todos los maravillosos personajes como me gustaría, pero al menos no quería irme sin dejarle un hueco en estas líneas.
En cuanto a las dos películas realizadas hasta el momento, ambas son como capítulos extendidos de la serie, con todo su encanto e interés. En la primera todo gira alrededor de una visita real a Downton Abbey donde pasarán una noche y, claro, las cosas se complicarán, sobre todo para los criados. En la segunda, Violet recibe en herencia una villa francesa de un antiguo amor del que nadie en la familia sabía nada, así que mientras unos van a verla y resolver las dudas legales, otros se quedan en la mansión porque van a rodar una película en ella. Quizás sea por el tiempo transcurrido desde que acabó la serie, pero los guiones de ambas me han recordado al nivel de disfrute de las primeras temporadas. Y aunque la segunda película queda muy bien como final de toda la historia, de verdad que, por mí y por mi madre (que también le encantó la serie y disfrutamos yendo al cine las dos a ver las películas), ojalá siguieran contando el devenir de estos personajes. Sobre todo teniendo en cuenta que se quedan a punto de entrar en los convulsos años '30.
Poco más que decir. Una maravilla de historia que resulta imprescindible si sois mínimamente fans de los dramas de época. Lo que flojea el guion de la segunda mitad de la serie no es algo como para empañar el buen gusto general que deja. La vería una y otra y otra vez.