El doxing es término que se define como la recopilación de datos confidenciales, generalmente de una persona, cuyo objetivo es difundirlos posteriormente con un fin malicioso. Normalmente el objetivo es causa un perjuicio a personas, partidos políticos, empresas o incluso desestabilizar un estado soberano.
Uno de los casos de doxing más reciente ha sido el de los correos de Hillary Clinton que ha afectado a su carrera electoral en la Casa Blanca a la que finalmente llegó su rival del partido republicano Donald Trump. Las filtraciones de información son interesadas y detrás de ellas hay países que se benefician de esa información. También ha utilizado el doxing el presidente Correa que divulgó datos personales sobre usuarios de Twitter y Facebook que lo habían criticado de manera anónima en la Internet según informa Univisión en su artículo Por qué se deben tomar en serio los insultos de Trump contra periodistas.
Una necesidad urgente en nuestra sociedad es que se desarrollen protocolos seguros capaces de proteger información sensible. El problema es que la mayoría de políticos y grandes empresarios vienen de un entorno no digital que hace que, al igual que la gran mayoría de la población, no perciban este problema como la grave amenaza que es para seguridad de un país y sus habitantes.
A veces se argumenta que algunas filtraciones como el caso de Wikileaks son buenas para la democracia porque aportan trasparencia pero conforme avanza la globalización no estamos tan seguros hasta que punto es bueno que se muestren los puntos débiles de nuestro Estado, sobre todo si ya no hablamos del ‘Poder’ en mayúscula y en singular, sino de los poderes. Si hay una competición mundial por el control del poder, fuentes de energía y alimentos todos los poderes están en liza yo no quiero debilitar el mío. Hoy en día una debilidad del Estado es una debilidad de sus ciudadanos.
El término doxing también se conoce y puede ser escrito como doxxing.
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