[Teresa Cerón López] @ecosdelvinilo
Cuando pensamos en Robi Draco Rosa (neoyorquino, de origen puertorriqueño) nos viene a la cabeza su bella imagen exitosa. Sus perfectos movimientos cuando, siendo apenas un niño, entró a formar parte de Menudo. El exceso y la libertad posterior al abandono de la formación que lo catapultó a la fama, y sus historias sentimentales que tanto interesaron a un determinado tipo de prensa muy alejada de lo musical.
Pero Robi Draco Rosa, Robi, o simplemente Draco, como ha gustado firmar algunas portadas de sus discos, es mucho más que esa imagen negruzca que proyecta. Creo que la persona que mejor lo ha definido es Enrique Bunbury, el cual al referirse a su compañero lo hace alabando sus dotes como autor e intérprete, además de la influencia que según Enrique, posee Draco en la música latinoamericana.A escasas semanas del lanzamiento de Monte Sagrado (Sony Latin), su última producción discográfica desde que viera la luz Vida (2013), con invitados ilustres como Andrés Calamaro, Shakira o el ya mencionado Enrique Bunbury, es de justicia reconocer que la genialidad de Robi Draco Rosa reside en su talento como trabajador laborioso de la música, productor exigente, intérprete de voz inconfundible, escritor profundo y maestro en el arte de llenar estadios cuando arranca una gira que casi siempre lo lleva a dar la vuelta al mundo. Todo eso es Robi Draco Rosa. Un todo denso y perfecto para hacer historia. Un verdugo para sí mismo. A veces, el peor enemigo de su carrera cuando lo azotan las ganas de autoflagelarse, y dando una vuelta de ciento ochenta grados sobre sí mismo, logra embaucarnos y despistarnos con un nuevo giro de tuerca en su carrera. Este tipo tiene un ángel de la guarda, o un Dios redentor con el que confiesa llevarse muy bien, porque siempre sale victorioso del combate que supone sacar un disco totalmente opuesto al anterior que publicó. Analizando su discografía, siempre en estrecha conexión con sus avatares vitales, entiendo que compartir escenario con Bunbury interpretando El Boxeador (su tema favorito del maño) fuera tan importante para el boricua dentro del MTV Unplugged que publicó Enrique en 2015. Draco supera cualquier tipo de límite reduciendo nuestras definiciones a un puñado de palabras, como el mejor de los púgiles. Sus discos son su mejor baza y los únicos que poseen potestad para hablar de él.Pero ¿Quién es en realidad Draco Cornelius Rosa Suárez? ¿Cuál es su estilo?. Es complicado responder a estas preguntas. Digamos que nuestro artista es un rockero potente. Una estrella pintada de negro sin solución. Ya lo dijo en una ocasión el propio Robi: ”Mi banda y yo somos oscuros hasta la muerte, hermano”. Sus discos oscilan entre la poesía más depresiva, el baile más esperanzador y el romanticismo más elegante (si quieren enamorarse de él solo tienen que verlo en el vídeo de Más y Más, o escucharlo declarar su amor por Angela Alvarado acompañado de Juan Luis Guerra en Esto Es Vida) y por qué no admitirlo, sus discos exportan el Caribe por el mundo con orgullo y raíz.El amante de los cambios, de los discos eclécticos y los sombreros de cowboy, canta como se le antoja. Ha publicado discos en inglés y en español dando saltos mortales en la producción, afianzando nuestra idea de que a camaleónico no le gana nadie, ofreciendo shows dispares que alimentan su gusto por la metamorfosis o permitiéndose el lujo de versionarse a sí mismo hasta el punto de parecer otro artista. Robi también ha instrumentalizado temas de otros, los ha hecho suyos, se ha divertido cambiando nombres e inmortalizándolos más si cabe. Soberbia es su adaptación del Frío de Manolo Tena en Songbirds & Roosters (1998) bajo el nombre de A Blindman’s Parade, o su Rosa María-Cruzando puertas.Recuerdo a Robi confesarse en un programa de la televisión andaluza al periodista Jesús Quintero en el transcurso de una pequeña gira promocional por España. Recordaba la importancia que Brasil tuvo en su vida y la impronta indeleble en su manera de entender la música.Draco escapaba de la represión y el mercadeo que lo oprimía en Menudo y se refugiaba en las favelas. Allí sentía y experimentaba verdaderamente la música, dando a luz dos álbumes que produjo en tierras brasileñas: Robby, volúmenes 1 y 2 (1988 y 1989) respectivamente. El público de Brasil jamás lo abandonó y podría jurar que le profesa la mayor de las lealtades hasta el punto de versionar dignamente temas como Y Qué Me Importa por parte de estrellas autóctonas de la talla de Marisa Monte. Pero su gran salto sin red se titula Frío (1994). Fue su debut como solista y su adiós definitivo a la fanaticada “menuda” que seguía sus devaneos musicales y sentimentales con ojos de detective. Robi se desnuda, o mejor dicho, vomita en un disco todas sus influencias musicales y no maquilla sus fuentes. Algún que otro crítico llegó a definirlo como una radiografía del Mama Said (1991) de Lenny Kravitz, llegando a comparar Mama de Draco con Always On The Run de Lenny. Digna de mención es Cruzando Puertas, canción que confirma las dotes como compositor de Rosa.En 1996 vuela a Inglaterra y de la mano de Phil Manzanera graba Vagabundo. Hoy, 22 años después, se reedita un material en vinilo que jamás fue entendido en su época con dos extras de archivo, Vértigo 22 y Madre Tierra 22, gracias a la afición que tiene Robi a documentarlo todo. Vagabundo es una joya dentro del rock hecho en castellano. Es un laberinto oscuro, a veces como un espejo que devuelve un rostro pesado. Vagabundo es poesía perfectamente musicada. Es rock en potencia. Es guitarra en armonía con una voz que juega y evoca adicción y melancolía. Un disco de rock oscuro. Malditismo y euforia. Depresión y vida, al fin y al cabo. Contiene temas impresionantes, ahí están Penélope, Vagabundo, Blanca Mujer o Vértigo, imprescindibles en su repertorio a día de hoy.Mad Love, publicado en 2004 lo devuelve al circuito más comercial y afina sus dotes como productor. Sin duda es un disco perfecto compuesto por canciones mágicas como Dancing in the Rain, versión de su célebre Más y Más, que logra colocarlo en primera línea como intérprete hasta hacerle ganar un Grammy Latino a mejor vídeo de la mano de su esposa Ángela, que fue quién lo dirigió para la ocasión. En 2007, con Draco y El Teatro de lo Absurdo, vuelve al oscurantismo y el mensaje triste. A la penitencia y la destrucción de Vagabundo.Desde ese día hasta hoy, Robi Draco Rosa ha sacado diverso material sin demasiado alboroto en España. Muy recomendables son sus recopilaciones, y un disco en vivo titulado Al Natural (2005) que pocos aquí han escuchado.También ha grabado EPs en inglés, y tres discos repartidos entre los años 2008 y 2013: Vino (destacan Te Fumaré y Horizonte), Amor Vincit Omnia (contiene la bella Reza por Mi, Obra de Arte, Esto Es Vida y El Tiempo Va) y Vida, disco gracias al cual compartió escenario con Rubén Blades, Alejandro Sanz y Tego Calderón.Robi Draco Rosa escapa a cualquier definición, no le oprime el corsé de haber sido el artífice del éxito de su compatriota Ricky Martin gracias a canciones como María o La Vida Loca firmadas por este último en una determinada etapa de su vida. Draco ha superado dos veces al cáncer que acecha, pero al que no da tregua. Draco transforma el desasosiego en energía y de eso creo que rebosa su ansiado último disco. Pero tendremos que esperar hasta octubre para confirmarlo, aunque la espera se haga eterna, demasiado larga, merecerá la pena. Lo sé, la obra de Draco es siempre un aval de garantía. “Quiero vivir como nunca he vivido.Una vida con Dios.Una copa de luz.Tú y yo más allá.Más allá del amor.Pues allí estaré.Porque ayer ya murió”
“Quiero Vivir”. Draco Rosa.
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