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Drácula

Publicado el 23 julio 2010 por Icíar
Drácula
Escritor: Bram Stoker
Nadie puede negar que los vampiros estén de moda. Por eso, no podía dejar de leer lo que creo que debe de ser el origen de las historias de vampiros que tanto están atrapando hoy día.
El libro se desarrolla en el siglo XIX, entre Rumanía (Transilvania) e Inglaterra (Londres y Whitby). Lugares que ya quiero visitar.
No tiene aspecto de novela, en realidad, te llegas a creer que el escritor lo que ha hecho es recopilar y ordenar los diarios que van escribiendo cada uno de los personajes implicados en esta terrible experiencia que les toca vivir. Por medio de estos diarios nos enteraremos de una historia increíble, que una vez pasó, y no muy lejos de nosotros. Tal y como se dice al final del libro, “es que no es algo que pueda ser contado …. nadie lo creería”.
Los personajes son: dos mujeres, el marido de una de ellas, y los tres enamorados de la otra mujer, luego el cabeza del grupo, van Helsing, como si fuese un Sherlock Holmes, que será el que coordine y aporte los conocimientos sobre la vida y muerte del vampiro. Todos ellos, se unirán para la consecución de un objetivo común y secreto, acabar con el mal, materializado en el ser maligno del conde Drácula.
El resultado es desde el principio intrigante. No me ha aburrido nada. He disfrutado con la acción, las deducciones, los razonamientos, las investigaciones de los sucesos, como si fuese una historia, ya digo, de Sherlock Holmes.
Me ha hecho gracia el “armamento” utilizado en la novela, muy digno de una época en la que la religión estaba tan presente, en el sentido de que no sólo está el armamento material: cuchillos, ajos, rifles y demás; también está el armamento espiritual: un buen arsenal de crucifijos, Hostias Sagradas, rosarios (curiosamente no utilizaban el agua bendita de las películas)
Muy enriquecedor también las descripciones de Transilvania, con esa variedad étnica de sus gentes; la sociedad del siglo XIX, en la que ellos son tan caballerosos, cultos, exquisitos y respetuosos, y ellas, son tan guapas, buenas y sobre todo y por encima de todo: “dulces”. Mujeres delicadas a las que no hay que cargar con una excesiva cantidad de problemas, mujeres que donde están: crean hogar, etc, etc. Y luego, esa abnegación constante, ese callar cosas para no preocupar, y que si te descuidas, hace que las cosas empeoren, por suerte, no será así.
En el siglo XIX, devoto en sus creencias, donde las gentes se preocupaban tanto de eso del bien y el mal, el vampiro Drácula, era la absoluta encarnación del mal. No hay detrás una historia de amor como yo pensaba por películas como la de Francis Ford Coppola. Nada de eso. Ahora bien, en nuestra época donde el bien y el mal, no es algo tan absoluto, el vampiro se ha convertido en algo deseable o al menos más ambiguo. ¿Cómo será el vampiro del futuro? porque parece, que esto, va para largo.

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