Dragon Ball es para mí, sino el mejor, uno de los mejores animés que he visto. Principalmente Dragon Ball Z que posee una complejidad argumental y desarrollo de personajes casi perfecto. Pero además le tengo un especial cariño a esta serie por el momento y la situación en que lo vi originalmente.
Es por eso que me considero fan incondicional de DBZ y cualquier intento de arruinar su historia o manipularla y destrozar sus argumentos lo siento como un agravio casi personal. Cuando en 2009, James Wong dirigió Dragonball Evolution, tuve ganas de patear el televisor y que le caiga en medio de la cabeza al jodido que vomitó esa abominable basura.
Desde entonces, terapia de por medio, he estado muy reacio a ver películas o spin offs u OVAs relacionados con DB. Solo me limité a ver aleatoriamente algunos capítulos originales.
Ayer me junté con dos amigos fans de la serie y juntos decidimos darle una oportunidad a Dragon Ball Z: La Batalla de los Dioses… y para sorpresa de todos, pero mía principalmente no me arrepentí.
Goku SS3 se llevará una sorpresa al probar la fuerza del dios Bills
La historia se ubica cronológicamente pocos años después de la derrota de Majin Buu, durante la celebración del 38 cumpleaños de Bulma, una fiesta que como primer guiño a los fanáticos cuenta como invitados a casi todos los personajes principales e históricos del animé.
Temía que al hacerse en la actualidad hubieran abusado de la tecnología para hacer la animación y le quitaran algo de “magia”, sin embargo parece que su director, Masahiro Hosoda, ha sabido captar cierta esencia inamovible que pudo plasmar en la película.
Los silencios que acompañan el suspense en algunas escenas, la forma de caminar de Goku, de movimientos acartonados debido a las rudimentarias técnicas de animación de los años 80 se combinan con animación por computadora en las dosis justas y en los objetos y lugares que no resultan chocantes para el fanático exigente.
La historia también posee el espíritu original de la serie, donde hay lucha, ideales firmes orgullo y honor. Argumentalmente no creo que se le pueda pedir más a una película de 85 minutos de duración. Aunque uno sepa lo que ocurrirá finalmente, dan ganas de seguir mirando y al terminar deja una sensación positiva, como de haber visto a amigos que hace mucho no veíamos y saber que siguen bien.
No sé qué efecto puede causar este filme en alguien que no conozca la historia original ya que mi punto de vista está totalmente parcializado, si alguien la vio sin haber conocido antes Dragon Ball que me lo diga. Pero a los fans históricos puedo recomendársela con tranquilidad, que como yo, se quedarán satisfechos.
Yo vi la versión original en japonés subtitulada porque hace tiempo me acostumbré así y me gusta percibir los tonos de voz tal como fueron creados, pero para quienes la prefieran traducida existe la versión en español-latino con las voces de los dobladores originales de la serie, Mario Castañeda (Goku) y Rene García (Vegeta).