¡Feliz día del libro!
Espero que hoy, 23 de Abril, paséis un día lleno de buenas lecturas y que os regalen muchísimos libros y rosas.
Érase una vez en un reino muy lejano donde sus habitantes vivían atemorizados por culpa de un gran dragón que asustaba a todos y causaba daños entre la población y los animales.
Para tranquilizarlo, los habitantes del pueblo decidieron dar al dragón cada día una persona en sacrificio. Y así se realizaba un sorteo en el que salía elegida la persona que debía ser entregada al dragón.
Uno de esos días la mala suerte le tocó a la hija del rey. Era una princesa joven y bella muy admirada por los habitantes del pueblo, en especial por su padre quien se resistía a entregarla en sacrificio. Al ver el sufrimiento del rey muchos ciudadanos se ofrecieron para reemplazar a la princesa, pero el rey se negaba a que otros tuvieran que pagar por la suerte de su hija. Además, él era consciente de que su hija formaba parte del pueblo y por tanto debía seguir las normas que hasta el momento se habían pactado.
La princesa abandonó la ciudad. Caminando sin prisa en dirección hacia el gran dragón. De pronto, cuando menos lo esperaba, apareció un joven caballero con armadura montado sobre un caballo blanco. Al verlo, la princesa le contó sobre los peligros que podía sufrir estando en ese lugar, pero el caballero se negó a abandonarla a su suerte y le dijo que él estaba allí para salvarla.
El caballero tenía por nombre Jorge y se enfrentó al dragón tan pronto como este apareció. Ambos libraron una gran batalla hasta que el caballero le incrustó una gran lanza en el pecho. De la sangre que derramó el dragón nació un hermoso rosal que Jorge entregó a la princesa después de haber ganado la batalla.