Quién no ha oído alguna vez un cuento en el que el caballero tuviera que matar a un horrible monstruo, un dragón o una serpiente? ¿Quién no se ha imaginado, siendo niño, que luchaba contra esa bestia? El dragón es uno de los seres mitológicos más extendido y cuyo simbolismo es ambiguo. Normalmente se le asocia al mal y a lo monstruoso, pero también a la inteligencia y a la curación. En este artículo se mostrará algunos relatos y mitos en los que aparece dicho personaje.
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Dragones en el Mediterráneo.
En la mitología clásica, mesopotámica y hebrea la figura del dragón o de la serpiente aparece con bastante asiduidad. En algunas ocasiones como representación del mal, como suele ser en la tradición hebrea que lo asocia a los primeros monstruos, al demonio o al Leviatán. Pero no siempre es el caso.
Uno de los textos más antiguos que se han encontrado es el poema de Gilgamesh. Dicho texto narra las aventuras de este semidios y de su amigo Enkidú. A la muerte de éste Gilgamesh se obsesiona con la muerte y busca una forma de evitarla. Por ello va en busca de Utanapíshtim, el Noé mesopotámico, que consiguió la inmortalidad como gracia por haber salvado a todos los animales del diluvio. Sin embargo, Gilgamesh no supera la prueba que le propone Utanapíshtim de pasar siete días y siete noches en vela. Se puede ver la relación entre el sueño y muerte en esta prueba que el héroe fracasa.
Ante el fracaso del héroe Utanapíshtim tuvo compasión de él y le reveló dónde se hallaba la planta de la juventud. Gilgamesh la consigue y se marcha hacia su tierra. En el camino vio el héroe una poza de aguas frescas y decidió bañarse en ellas. Cuando la Serpiente percibió el olor de la planta se acercó a donde Gilgamesh la había dejado y se la llevó. De esta forma perdió el héroe la posibilidad de volver a la juventud. Tuvo que regresar a su pueblo y reinar como un hombre normal. La Serpiente dejó ahí su piel.
Esta sierpe de la que habla el relato es la Serpiente primordial. El cambio de piel simboliza esta regeneración constante. La serpiente en muchas tradiciones representa la salud. Es un arquetipo, según Jung, de la transformación y renovación. Esta misma idea se encuentra en la mitología hebrea con la serpiente de bronce.
En el libro de Números se cuenta que el pueblo de Israel había pecado contra Dios y como castigo sufría las mordeduras mortales de unas serpientes. Viendo esto rogaron a Dios que se apiadó de ellos y mandó construir una serpiente de bronce. Cuando alguien era mordido por una serpiente y miraba hacia la serpiente de bronce quedaba curado. En este aspecto la serpiente tiene un simbolismo ambiguo. Por un lado, está asociado al mal, como en el mito de la Caída, pero por otro es considerado como elemento de salvación. Es la misma ambigüedad que destaca Platón en el fármaco, que puede ser veneno o servir de curación.
La relación entre la serpiente y la curación se puede ver también en la mitología clásica. Es dios Asclepio, dios de la medicina, va acompañado de serpientes. Es hijo de Apolo y fue educado por Quirón. De ambos aprendió el arte de la curación. Por ello se le considera el padre de la medicina. Se le vincula a la serpiente porque se creía que éstas se regeneraban por sí mismas. Por ese motivo en su templo se guardaban serpientes amaestradas. Esta idea de las serpientes asociadas a los medicamentos y la curación ha hecho que Asclepio sea el símbolo de las farmacias.
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La lucha contra el Dragón.
Obviamente la serpiente tiene también un contenido negativo que se ve en el mito de la Caído o en la relación con el demonio o en el Dragón del Apocalipsis. De ahí que en la Edad Media se tomará al Dragón como enemigo del héroe. Esta imagen se ve en algunos cuentos populares, como los de los hermnaos Grimm, pero también en grandes gestas. Tanto Beowulf como Sigfrido luchan contra un dragón, que atesora riquezas. La relación del Dragón o de la Serpiente con un tesoro escondido está también muy extendida.
La serpiente o dragón representa el caos primordial, ya que se la considera un ser del inframundo. Jung destaca su vínculo con el inconsciente colectivo. La lucha contra el dragón sería una forma de que el héroe domine su parte irracional y la incorpore a la totalidad de su psique. La serpiente de Gilgamesh juega este papel, pero también la lucha del dios Thor contra la serpiente de Midgard. Salvo que en el caso de la mitología nórdica el triunfo final lo consigue el caos. Thor mata a la sierpe, pero ésta también le destruye a él.
Quizás uno de los relatos sobre serpientes o dragones que más se conoce es el de San Jorge. La lucha contra el Dragón simboliza, como ya se ha señalado, la lucha contra el mal, pero también se suele vincular con la sexualidad. Conexión que viene de la antigüedad, no sólo del mito judeo-cristiano del paraíso, sino de otras leyendas donde la serpiente deja embarazada a alguna joven.
Otra leyenda en la que participa el dragón o la sierpe es la del monstruo del Lago Ness. El verdadero monstruo no es una especie de dinosaurio, superviviente de su época, sino una serpiente marina. La primera referencia a este animal proviene de la Vida de San Columba un texto del siglo vii. San Columba fue un monje irlandés que convirtió a la mayor parte de Escocia al cristianismo. En este relato se cuenta que San Columba salvó a los habitantes de un pueblo de una sierpe que vivía en el Lago. Según algunas tradiciones la serpiente no fue muerta, sino expulsada al fondo del agua por el santo cuando este nombro a Dios. Otros relatos afirman que la sierpe se amansó gracias al monje. En ambos casos la serpiente no sería tanto el símbolo del mal, sino de la naturaleza indómita, irracional que debe ser controlada.
Esta leyenda estaría cercana a la de San Jorge, donde el monstruo representa el paganismo o directamente el poder del maligno. La anatomía de Nessie cambio en 1934 gracias al Dr Robert Kenneth Wilson, que supuestamente fotografió a la criatura. Esta nueva imagen deja de lado todo el simbolismo antiguo de la serpiente y es la que ha sobrevivido hoy día.
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Sierpes y encantos en España.
La serpiente es un símbolo de la sexualidad. Por ello hay muchos relatos en los que una serpiente protege a una doncella. El caballero debe tener el valor de luchar contra monstruo para liberar a la joven. Lo curioso es que hay historias en las que la propia joven es la serpiente. La transformación se debe a algún encantamiento. Esto muestra la situación social de la Europa rural, sobre todo en la Edad Media, el hombre debía quedar por encima de la mujer. La relación entre ambos es placentera cuando la mujer está sometida al varón. Pero el encantamiento de la joven pone en peligro esto haciendo que el control patriarcal peligre. La serpiente como la mujer no se somete siempre a dicho control. De ahí que el hombre debe superar una prueba, enfrentarse al dragón, para establecer una relación estable.
En esta línea siguen muchas leyendas gallegas y astures, en las que aparece una sierpe o cuélebre. La historia de Chan da Moura puede servir de ejemplo. En este lugar se ponía una moura a peinarse los cabellos con un peine de oro todos los días. Esta idea de una cabellera larga y normalmente rubia aparece en muchas leyendas españolas y se toma como sinónimo de belleza en la mujer. Nadie se atrevía a acercarse a ella. Pero un día un joven movida por la belleza de la moura tomó valor suficiente para hablarle. Ella le dijo que si conseguía desencantar ella y todos sus tesoros serían suyos. Para romper el hechizo tenía que presentarse de noche en ese mismo lugar. Ella aparecería con la forma de una sierpe y llevaría un clave en la boca. El joven debía permitir que la serpiente se le enroscara en el cuerpo y luego quitarle el clave con sus propios labios. El muchacho intentó superar la prueba, pero en el último momento fue incapaz de besar al monstruo. La serpiente cayó muerta y la tierra tembló.
No siempre la serpiente tiene este vínculo con la mujer y la sexualidad, a veces es sólo una representación del mal y del caos. En Asturias, en el Regueru La Olla, cerca de Martimoriu, en la Mortera, vivía una Cuélebre que exigía como tributo a los campesinos de la zona una vaca todos los días. Los labriegos cansados de las amenazas de la sierpe le dieron un día una grade de hierro al rojo vivo, mientras le gritaban: “Abre la boca payar, qu´állá te vamos a cagar”. Se dice que tras su muerte del Regueru La Olla estuvo manando sangre durante cuanta y ocho horas.
En esta perspectiva se encuentra la leyenda del Basilisco, cuya primera mención se puede ver en el siglo ii en el Imperio Romano. El Basilisco es el rey de la serpiente. Nace cada siete años de un gallo que pone un huevo pequeño sin yema incubado por un sapo entre el estiércol. No se parece a la imagen que nos ha llegado por la película de Harry Potter, sino que es mitad gallo mitad serpiente. Lo que sí es cierto es que es capaz de matar con la mirada. El basilisco, como otros dragones, suele guarda un tesoro. Para protegerse de este monstruo se usa en el norte de España una cigua, una mano tallada en azabache.
Bibliografía:
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