Revista Cine
Drink Time! (En compañía de Patrick Leigh Fermor), de Dolores Payás
Publicado el 25 julio 2013 por José Angel BarruecoLas páginas que siguen son un homenaje sin complejos. Al aventurero y escritor, al gentleman, al jovial anfitrión, al guerrillero. Y a quien supo convertirse en un anciano invencible, orgulloso y adorable, en tanto conservaba intactos el resto de atributos. ** Daba la impresión de que se tragaba la vida sin remilgos. Lo bueno y lo menos bueno se aceptaban como parte del mismo paquete. Seguramente por eso su existencia fue tan exitosa. No hablamos de logros literarios, dinero o fama, sino de un talento personal que le permitía un encaje armónico con el mundo. Consiguió algo extraordinario y precioso: vivir su vida tal y como la había soñado en sus fantasías juveniles. Tuvo la inteligencia, la astucia y la habilidad de saber construir un sueño y luego vivir en él. Y no sólo eso, sino que se las compuso para mantenerlo en vigor hasta el final de sus días. ** En diciembre de 1933, con dieciocho años, le llegó una temprana resaca. […] Fue entonces cuando tomó la decisión que marcaría su vida: ir andando hasta Constantinopla. Vestido con una cazadora de cuero y cargado con un par de mudas, un volumen de Horacio, otro de poemas, el saco de dormir, cuadernos de notas y un cilindro de metal lleno de lápices, embarcó hacia Holanda, punto de partida de su recorrido. [Acantilado Editorial]