Revista Cultura y Ocio

Drive, de los héroes olvidados

Publicado el 31 diciembre 2011 por Ruta42 @ruta42

Drive, de los héroes olvidados

Ryan Gosling es el protagonista de Drive

 

Al comienzo de la película vemos a Ryan Gosling sentado en un Chevrolet Impala plateado, el coche más usado en Los Ángeles como nos han dicho momentos antes. Lleva unos guantes de conducción, y en el volante un reloj que se va comiendo el tiempo con una banda sonora de fondo que no ayuda a relajarse. Está esperando a unos ladrones con los que trabaja en esta secuencia. Él sólo hace de chófer (“I just drive”). Cuando se meten en el coche los dos que faltan salen disparados. Los dos asaltantes están nerviosos (como los espectadores) ya que tienen a la policía muy encima. Pero nuestro protagonista, estoico, sabe lo que tiene que hacer. Sabe lo que va a pasar. Está más allá que cualquiera de nosotros. 

Su protagonista (Ryan Gosling), un caso de No name given al estilo de The Driver (a la que esta entrega tributa muy fuerte), es el chico que nunca se mete en problemas salvo cuando necesita escapar de su realidad demasiado baja en emociones e, intuímos, inmoral y corrupta. No hay nada por lo que luchar. No hay nadie por quién pelear. El problema es que llegado el momento de encontrarse con su nueva vecina se permite el lujo de amar. Mantiene una relación cargada de tensión sentimental no resuelta (ella está casada) con la dulce Irene (Carey Mulligan) hasta que ella necesita su ayuda. Y como héroe, al estilo de Prometeo que le ha robado el fuego a los dioses sabe que haber alterado el rumbo natural de los acontecimentos sólo puede significar sufrimiento (y que siempre es inconscientemente buscado y deseado por su cualidad redentoria). Que su integridad se verá puesta en peligro, y su vida irá en juego. Es irremediable el sentir de destino del chico. Está en este mundo para hablarnos de algo mucho más importante que si propia vida. Su carretera es secundaria, pero ya conocida.

Drive, de los héroes olvidados

Carey Mulligan es la princesa en apuros de la cinta

 

Drive, de Nicolas Winding Refn es la película inesperada de esta temporada. Habiendo ganado el premio de Mejor Director en Cannes y después de haber dejado fuerte huella en el Hollywood Film Festival, los Golden Globes o el Independent Spirit Awards entre otros, se nos presentaba un título atípico e innovador. Una mezcla de varios géneros y varios tiempos que sorprenderá no tanto por su tema sino como por su innovador tratamiento, que combina constantemente la sentimentalidad más clásica del film drama-romántico con la violencia más súbita y cruda del cine de gángsters y tintes de melancolía del noir. Y cuando ni siquiera sabías que estabas buscando eso.

Drive, de los héroes olvidados

Christina Hendricks en un fotograma de la película

Hay quién ha encontrado en el protagonista de Drive un samurái al volante, pero yo lo veo más como un nuevo modelo de protagonista de western. Y es que héroe es el que “aprende a ser hombre” (hombre en las dos acepciones del término), como hemos visto mil y una veces en el mencionado género de cowboys, en también esa puesta al día de Drive de la épica heroica que ha sido su historia centenaria se nos hace más directa, más cruda y verosímil.

Drive, de los héroes olvidados

Albert Brooks amenazando con un buen cuchillo

Precisa y preciosa. Con un cambio de paradigma no previsto para el espectador no preparado (no es una película sobre coches). Con secuencias bellísimas, entre ellas especialmente la de el ascensor y la de la playa. Unos secundarios que transmiten poderosas imágenes simbólicas. Con imágenes coloristas (azules y naranjas por todas partes) que permiten el paseo visual por la ciudad de Los Ángeles, y que es exhaustivo en algunas de sus escenas por ser a veces una road movie que tributa al GTA. Con una banda sonora electro-glam ochentera que hará las delicias de los amantes del género, y con una emoción bajo las capas de esta nueva estrella cinematográfica, Drive es el título de esta temporada que consigue aunar varias condiciones para convertirse en película de culto. De gustar a mayores y jóvenes y contentar a la crítica.


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