Poco más se puede añadir a un título del que se lleva hablando desde su estreno en el festival de Cannes y su paso con gran acogida del público en el 69 Festival de San Sebastián. Fue en la costa francesa, cuando la nueva película del director japonés Ryūsuke Hamaguchi pudo verse por vez primera cosechando el premio a mejor guion en la competición oficial. A grandes rasgos, la sensación es de decepción. No por ser una película mala, para nada. Es ciertamente interesante, y brillante por momentos, sino porque el adjetivo “gran película del año” siempre va acompañado de unas expectativas muy difíciles de satisfacer.
La película, basado en un relato corto del célebre escritor Murakami, cuenta la historia de un actor y director teatral que debe llevar a cabo la puesta en escena de la obra Tio Vania después de haber pasado por una tragedia reciente que todavía no ha superado. La película alterna escenas de ensayos para representar la obra, conversaciones profundas entre el protagonista (Yusuke Kafuku) y la persona encargada de conducir su coche, y un primer acto que marcará la vida posterior del personaje principal.
Drive my car es una reflexión sobre la culpabilidad después de una tragedia, el reproche que nos dirigimos acerca de qué cosas podríamos haber hecho y que otras cosas no hicimos bien, el vivir a la deriva pensando que la vida tiene poco significado y como nos dejamos llevar como una hoja en la corriente, siendo meros espectadores de lo que nos acontece. También nos habla del perdón, de intentar sobreponerse a esas situaciones o vivir a pesar de las circunstancias. En este caso, la obra de teatro de Chejov que prepara Kafuku viene como anillo al dedo a la propia historia, donde los silencios y las conversaciones adquieren tonalidades infinitas con muchas capas de significado. Está presente (sobre todo al inicio) el estilo de Murakami, extraño y poético.
El problema, que lo tiene, es la duración. Tres horas es demasiado metraje para lo que se quiere contar. Hay escenas que se podrían haber omitido y otras recortado. Hubiera sido una película más redonda y directa. Todo transcurre entre suspiros de alivio, con calma e intensidad pero se diluye en el tiempo. Asimismo, el final no satisface el viaje emocional que vive el espectador. La escena de la nieve, igual por la propia cultura nipona, está muy sobrecargada dramáticamente.
En general, es una película que gana más puntos en el recuerdo que cuando la ves. Los temas que trata hacen que reflexiones y deja cierto poso de melancolía amarga. No es una película para disfrutar las tres horas que dura. Por momentos emociona, aburre, satura, divierte, conmociona y llena… algo normal en una duración tan abultada. Pero, es raro y estimable decir que es de esas cintas que ves y las piensas más tarde. Algo que es de agradecer en un cine cada vez más predispuesto al entretenimiento banal.
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- ##check## Lo bueno
- Los temas que trata la película.
Los actores, la dirección, la música, las transiciones, la fotografía...
Es una película que deja el poso necesario para su reflexión. Gana puntos al recordarla. - ##times## Lo malo
- Demasiado larga.
Ciertas escenas donde el dramatismo es exagerado.
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- Ambientación 7.0
- No se ve muchos exteriores, pero cada vez que aparecen quedas hipnotizado por las ciudades modernas de Japón. Se nos presentan otros escenarios: montaña, mar… todo está cuidado al detalle.
- Desarrollo de Personajes 7.0
- Es uno de los elementos más potentes. El protagonista vive un viaje emocional, no es el mismo cuando comienza la película que cuando termina. Los demás personajes igual.
- Argumento / Guion 8.0
- Los temas del guion son muy interesantes y hace que te plantees cuestiones y preguntas sobre tu propia vida. Todo el armazón que reviste la historia está muy trabajado.
- Entretenimiento 6.0
- No se puede decir que sea entretenida. Enfrentarse a tres horas de película requiere su esfuerzo y tiene altibajos. Es una montaña rusa de emociones: a veces te conmueve y en otras partes te aburre.
- Montaje / Innovación técnica 6.0
- Necesita una reducción de metraje. Por lo demás, el mismo genera una atmósfera de melancolía llamativa y con la que conectas. Se debe al ritmo pausado.
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- Puntuación Total 6 / 10
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