Revista Viajes
Joven por la gran cantidad de juventud que llena sus calles y visita sus pubs. Porque la propia ciudad de Dublín no es tan joven, ya que posee una dilatada historia desde los primeros asentamientos vikingos. A pesar de su pequeño tamaño en comparación a otras capitales europeas, Dublín ofrece al que se acerca hasta ella gran cantidad de monumentos por conocer y una apasionante y tumultuosa historia, pero sobre todo una sensación de calidez, de hospitalidad y de dinamismo que enamora nada más pisar la ciudad. También su contenido tamaño deja a poco tiempo las afueras donde la naturaleza y el verdor de los campos pone muy fácil una escapada rural. Aunque como nosotros veníamos de Cobh que es muchísima más pequeña no nos dio esa sensación de ciudad de provincias -leer aquí el arículo de Cobh-. Y cómo me voy a olvidar de uno de los buques insignia de Dublín, la conocida cerveza Guinness que da nombre a los estrambóticos récords y cuya fábrica se encuentra en la ciudad. Aquí es recomendable reservar las entradas por internet si se quiere visitar un día en concreto. Nosotros lo dejamos para otra ocasión, pero es una atracción muy popular entre los turistas.
La escultura de Moli Malone está en la calle Grafton Street, muy cerca de donde nos dejó la lanzadera del puerto de Dublín. Este famoso símbolo de Dublín representa a una vendedora ambulante que de día vendía pescado y de noche ejercía la prostitución. En 1880 se compuso una canción titulada "berberechos y mejillones" en honor a Moli Malone que se hizo muy popular y hoy es el himno no oficial de los irlandeses. La escultura es fácil de encontrar pues siempre se encuentra rodeada de turistas y artistas callejeros buscando unas monedas.
Si hay algo puramente irlandés sin duda sería la Catedral de San Patricio. Dedicada al patrón de Irlanda es la iglesia de mayor tamaño de toda la isla y un lugar significativamente importante para los habitantes de Dublín. De hecho el día de San Patricio hoy es celebrado en medio mundo tiñendo de color verde ríos y avenidas de las ciudades allá donde se celebra. A lo largo de los siglos ha pasado por diversas vicisitudes desde que en ese lugar se alzara por primera vez un pequeño templo de madera hasta la construcción que vemos hoy en día, incluidos derrumbes e incendios que obligaron a posteriores reconstrucciones. Su interior es impresionante con un altar grandioso. Merece la pena dedicar un largo tiempo a sus visita.
La Iglesia de San Audoen es probablemente la iglesia medieval más antigua de Irlanda. Hay una parte de la iglesia dedicada al culto y otra que se encuentra en ruinas debido al abandono de dos capillas que en su día también estaban dedicadas al culto y que quedaron en desuso por la pérdida de fieles. Es interesante un paseo por el lugar entre los restos de los arcos que antiguamente sustentaban la cubierta y las plantas y flores que se ahora se adueñan del lugar.
Y para acabar con este pequeño recorrido por algunas de los mejores y más interesantes templos de culto de Dublín llegamos a la Catedral de Christ Church, cuya cripta es la construcción más antigua de la ciudad. Esta catedral anglicana es reconocida por la belleza de sus construcción y su especial arquitectura. Tras visitar estos tres templos continuamos pateando la ciudad, aunque aún nos quedaba por visitar otra iglesia muy querida en Dublín.
Lo que llama la atención en primer término del Castillo de Dublín es que no tiene el aspecto a la usanza de un castillo. Está situado en el centro de la ciudad, en un lugar que en su día fue el asentamiento de colonias vikingas, lo que habla de la dilatada historia de la ciudad de Dublín. Tras acceder al interior por una de las entradas laterales nos topamos en primer lugar con el amplio patio empedrado interior rodeado por las estancias del palacio y la torre bajo cuya cúpula varios relojes marcan la hora. Es posible conocer el interior del Castillo de Dublín mediante unas visitas guiadas de cerca de una hora de duración, tiempo del que no disponíamos desafortunadamente ya que las visitas en ese momento estaban completas. El castillo ha pasado por distintos usos desde que fue construido, desde fortaleza militar a sede de tribunal de justicia, o desde residencia real a espacio para recepciones especiales del país que es al uso al que está destinado actualmente.
Pero si por algo es bien conocida Dublín es por sus numerosos bares y pubs. En el distrito centro existe una gran concentración de ellos alojados en los bajos de bellos edificios de ladrillo o piedra, adornados con numerosas banderas y montones de alegres y coloridas flores. En uno de esos típicos pubs el simpático dueño me dejó ponerme tras barra por unos instantes para sentirme un aguerrido irlandés. Porque ese es otro de los alicientes de esta ciudad, sus gentes, amables, simpáticas y extrovertidas, sobre todo tras unas pintas de cerveza. Así que a brindar con unas pintas de Guinness.
Una de las cosas mejores que se puede hacer en Dublín, sobre todo si el tiempo te da una tregua, es pasear y perderse por las calles del centro de la ciudad. Sus estrechas calles, la mayoría peatonales, el ambiente en las mismas, sus bellos y pequeños edificios de ladrillo oscuro invitan a ello. Y precisamente callejeando llegamos hasta uno de los emblemas de Dublín, sobre todo de los turistas a tenor del volumen de ellos que había, el famoso "The Temple Bar". Desde mediados del siglo XIX este típico pub ofrece pintas y música tradicional irlandesa en vivo y fue el germen para convertir esta parte de Dublín en zona de pubs y locales donde prima la música en vivo preferida por los dublineses. En esta zona del centro de la ciudad se puede disfrutar también de un paseo por la rivera del río Liffey que atraviesa Dublín hasta desembocar en el mar de Irlanda.
La calle O´Connell es una de las arterias principales de Dublín. Situada al norte del río Liffey de hecho es una de las calles más amplias de Europa y sirve para ir conociendo algunos de los puntos de interés más importantes de la capital. Muchos de sus edificios de viviendas son de un vistoso estilo neoclásico propio de principios del siglo XX, construidos en piedra y ladrillo rojizo. En ella también es posible contemplar la escultura más alta de mundo, el Chapitel de Dublín, que sustituye en el mismo emplazamiento al Pilar de Nelson, una columna dórica de más de 35 metros erigida hace 200 años en honor al almirante y destruida a mediados del siglo XX por exaltados republicanos. Este amplio bulevar ha sido adornado con una gran cantidad de esculturas de personajes célebres de la historia irlandesa.
Pero como ya había indicado anteriormente una de las mejores actividades para hacer en Dublín es pasear y dejarse perder por sus calles, alzar la vista y contemplar los bonitos edificios que abundan por la ciudad, disfrutar de unas buenas pintas de cerveza y saborear este museo al aire libre que es esta recogida capital europea. Y por supuesto visitar algún mercado local e impregnarse de los aromas que manan de sus puestos.
La Iglesia de Santa Ana está en el corazón del centro de Dublín. Muy cercana al famoso Trinity College es una iglesia muy querida por todos los dublineses debido en parte al programa de ayuda que tiene con los más necesitados. Sus interiores son sobrios y sencillos donde abunda la madera muy oscura.
La Universidad Trinity College es una de las universidades más famosas del mundo y la más antigua de Irlanda. Grandes personajes han pasado por sus aulas lo que ha contribuido a darle aún más prestigio. Personajes como Bran Stoker, Oscar Wilde o Samuel Beckett ilustran la historia de esta universidad. Pasear por su campus es una delicia, lo mismo que disfrutar de su bonito campanario en la plaza principal rodeado de bellos edificios clásicos. Su biblioteca es la mayor de toda Irlanda.
El Estadio Aviva, sede de las selecciones de fútbol y rugby irlandesas, tiene una espectacular cubierta asimétrica que destaca en el horizonte urbano de Dublín. Es sólo un ejemplo más del "boom" de las construcciones de vanguardia que en los últimos años está viviendo la ciudad. Los puentes de Calatrava es otro ejemplo más.
Entre los múltiples puentes que atraviesan el río Liffey destaca el puente Samuel Beckett diseñado por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava. Su gran altura lo hace visible desde muchas partes de Dublín y tiene el toque inconfundible de su arquitecto. Calatrava también fue el responsable del diseño del puente James Joyce, menos conocido al estar alejado del centro de la ciudad junto al puerto comercial.
Desembocadura del río Liffey vista desde las cubiertas del "Caribbean Princess"
Navegando por la Bahía de Dublín en busca de las aguas abiertas del Mar de Irlanda. El "Caribbean Princess" puso rumbo a su siguiente puerto de escala, Liverpool, en este crucero alrededor de las Islas Británicas. Dejábamos atrás Dublín, una ciudad que no posee grandes museos ni espectaculares o icónicos monumentos, pero lo que si que posee es un rejado ambiente que invita al paseo y a saborearla poco a poco, unas gentes amigables y grandes espacios verdes para disfrutar. Y un "algo más", un "no se qué" que no se muy bien cómo describir, eso ya lo debe descubrir cada persona. Parecía que la tregua que las lluvias nos había dado toda el día en las calles de Dublín llegaba a su fin. En el horizonte se atisbaban negros nubarrones que aparentaban descargar fuertes chubascos, pero qué paisajes, qué imágenes nos dejó aquella tarde de navegación por el Mar de Irlanda.
Posted in: Crucero Caribbean Princess por Islas Británicas , Irlanda Enviar por correo electrónico Escribe un blog Compartir con Twitter Compartir con Facebook