Revista Mundo vegetal
Una de tantas maravillas en el mundillo de las rosas gallica es ésta, Duc de Guiche (ca. 1810). Aglutina todas las cualidades que han dado excelencia a esta familia: resistencia en todos los sentidos, altura media del arbusto, follaje abundante, flores muy llenas y aromáticas, color escandalosamente magenta...
Sin embargo, Duc de Guiche no es sino la excusa para hablar de un tema al que vengo dándole vueltas desde hace tiempo: la influencia de la composición del suelo en el color de las flores. El observador avispado, podrá percibir un cierto halo púrpura que rodea la parte exterior de los pétalos....Este proceso de 'purpurización' es habitual en mi huerta marítima: suelo ácido en clima atlántico. Deduzco que el suelo tiene abundante disponibilidad de aluminio, dado el azul sin vacilación de mis hortensias y la progresiva transformación de las que empiezan siendo de color fuchsia intenso y terminan completamente púrpuras en un par de temporadas. Es más, las camelias, siempre con tanta facilidad para mostrar en sus flores el resultado del entorno y los avatares climáticos del año en curso, poseen ese mismo halo púrpura en algunos cultivares de color rosa y rojo. Este efecto se intensifica en las temporadas de lluvia y disminuye en los meses de pseudo-sequía estival que se estilan en las Rías Baixas.
Soy de ciencias, sí...pero mis derroteros son otros...no estudio Química desde COU, o sea, desde los 17 años... !!!largo me lo fiáis!!!....ha sido mi amiga Palma Martín, dueña de Creajardín, química con experiencia, la confirmadora oficial de la relación entre pH, disponibilidad de aluminio, disponibilidad de agua y color de las flores.
Parece ser que el genial Vibert relató en vida que la rosa Duc de Guiche y Sénat Romain eran la misma...una de tantas confusiones históricas entre cultivares, habiéndose perdido, en cualquier rincón de trabajo de cualquier jardinero francés descuidado, las notas con el nombre del obtentor. La rosa perdura.
"Una rosa es una rosa es una rosa". Gertrude Stein.