Ducentésima vigésima segunda tarde

19:50

Acompañado siempre de una libreta y un bolígrafo. Nada nuevo. Apunto obsesiones, impresiones, miradas, sin otro fin que el propio deleite. 

19:51

Cuando escribo reconozco la influencia del silencio, ni siquiera la música que amo me acompaña. 

19:52

No soporto los ruidos que llegan de la calle; las voces, el tráfico, me perturban, me agreden, me distraen, me enfurruñan, me bloquean. 

19:53

 Abro balcones y ventanas, ¡que entre la calle en mi casa! Hoy no tengo nada que decir, todo lo dice el ruido que llega de fuera: ¡brrrum! ¡plas! ¡zas! ¡uuuuh! ¡niinoo! ¡glu! ¡pum! ¡tan! ¡dindon! ¡buuum! ¡je,ja,ji,jo! ¡ejemm! ¡chop! ¡piiii! ¡bla,bla,bla! ¡oaaa! ¡achis! ¡plaf! ¡clonc! ¡guau! ¡miauuu! ¡ñeeec! ¡ajjj! ¡crac! ¡rrrrrrrrrr! ¡ssssssssss! ¡zzzzzzzzzz!, alto y claro. 

19:57

Los sonidos dicen todo de la humanidad que los emite, al contrario que los currículos que no dicen nada de las personas que los presentan.