¿Qué hace que dañemos a las personas? Y no hablo solo de amor, o sí. Tal vez de afecto.
¿Nos acercamos a alguien por necesidad de ser tenidos en cuenta y hasta queridx pero jamás escuchamos al/la otrx?
¿Qué nos estará pasando?
Cuando esto pasa, -que nos acercamos- no expresamos sentimientos o lo hacemos a medias, pero tampoco dejamos que quien nos entrega al menos su cariño o atención se aleje. Y somos conscientes que no lo hacemos por maldad o para lastimar, pero lastimamos.
Ni hablar de quien busca algo más, un/a amante que nos de todo, que nos llene de sueños e ilusiones, y por supuesto que no reclame ni pida nada a cambio. Que nos encienda de manera enloquecedora, al punto de pensar que su piel es la única piel capaz de despertarnos y hacernos sentir hombre-mujer.
Alguna vez le pregunté a un hombre que tenía una amante, que supuestamente adoraba y no puede olvidar porque hasta creo que la calificó como “el amor de su vida”. Retomo, le pregunté si el hecho de tener a esa mujer de amante le “servía” para oxigenar su aburrida vida familiar carente de pasión… y me dijo que no, que eran dos cosas distintas. Creo que le creí, pero también he creído en tantas cosas y callado tantas otras que no se…
Después, lamentablemente supe que ella –su amante- lo adoraba, era el amor de su vida, al punto de pensar que era la primera vez que amaba realmente a alguien…
Sin detenernos en esta historia puntual, hay otros modos de lastimarnos… a veces pienso que es egoísmo, carencias, desequilibrios psicológicos, estrés, el buscar y no saber qué, la falta de comunicación… o el individualismo en el que estamos sumergidos que nos hace sentir bien con nosotrxs mismxs y a la vez necesitamos un soporte, alguien que nos diga los maravillosxs que somos. Ese espejo que es el/la otrx que aunque lo neguemos siempre necesitamos mirarnos. Contar con alguien pero sin comprometernos… y lastimamos.
Tal vez alguien tenga la respuesta y nos lo cuente… o sume dudas para seguir andando y pensando.