A la hora de comprar un colchón cada vez encontramos una mayor variedad de modelos, y a menudo desconocemos cuales son las peculiaridades, ventajas e inconvenientes de cada tipo, no hay mejores o peores colchones, por el contrario, lo importante es saber elegir cuál se adapta mejor a nuestro sueño y puede proporcionarnos un mejor descanso, la clave está en dar con el colchón que mejor se adapte a nuestras necesidades.
Como norma general, un buen colchón debe mantener nuestro cuerpo en una posición central, permitiendo que la columna vertebral mantenga su curvatura natural y que glúteos, talones, hombros y cabeza estén correctamente alineados, los colchones demasiado blandos provocan el hundimiento de nuestro cuerpo, ya que la presión que ejercemos sobre el colchón no está bien repartida, los colchones demasiado duros impiden que la columna repose de forma natural modificando su curvatura, en ambos casos podemos sufrir dolores de espalda al levantarnos.
1. Colchones de muelles: han sido y siguen siendo los más utilizados. Ofrecen un alto grado de firmeza y buenos índices de amortiguación y elasticidad (claves para un buen descanso), es importante fijarnos en la cantidad de muelles: a más muelles por metro cuadrado mejor apoyo para nuestro cuerpo, la elasticidad de los muelles hace que el colchón vuelva a su estado original después de ser usado, además son transpirables e higiénicos, adaptándose a cualquier clima y resistiendo a la humedad, en cualquier gama, suele ser el tipo de colchón más barato, la principal desventaja es que en las zonas donde el cuerpo genera más peso los muelles van cediendo y tienden a hundirse, por lo que se deforma antes que otro tipo de colchones.
2. Colchones de látex: están fabricados de goma natural (proveniente del árbol del caucho) o sintética (proveniente del petróleo), ofreciendo una sujeción firme y uniforme.
Un buen colchón de látex debe tener al menos cinco zonas de firmeza diferenciadas para permitir una correcta adaptación al cuerpo, los colchones de látex proporcionan una comodidad similar a la de los viscoelásticos, aunque con una mayor sujeción. ¡Es importante voltearlos (de arriba abajo) y girarlos (de pies a cabeza) con frecuencia para prevenir que se deformen!
3. Colchones viscoelásticos: se adaptan a la forma del cuerpo como si fueran un molde, distribuyendo la presión uniformemente y mejorando la circulación, hacen que nos movamos menos al dormir propiciando un sueño más profundo y reparador. Aunque pueden usarse por ambos lados, es recomendable dormir sólo por la cara viscoelástica para aprovechar así todas sus prestaciones. Están recomendados para personas con problemas de espalda y/o musculares, ya que no ejercen presión sobre las zonas doloridas y ayuda a relajar la espalda. La principal desventaja es que son colchones que dan una mayor sensación de calor.
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¡Hasta pronto!