Revista Tecnología

Duerme, duerme, yo velaré por tus datos…

Publicado el 26 abril 2012 por Equagliano @quiquequagliano

No, no es una frase de alguna película famosa -sería de terror, por cierto-, aunque sí podría ser la letra de la canción que Google está tocando en estos días, como banda de sonido de la presentación de GDrive. Simplemente, se me ocurrió al leer algunos comentarios y post al respecto de lo que GDrive ofrece -y reclama- al usuario de su servicio.

Ya nos viene advirtiendo Richard Stallman, el padre del software libre, desde que se comenzó a hablar de “alojar en la nube”:

La nube es peor que la estupidez, ya que es una pérdida del control de los datos.

Stallman es un poco fundamentalista en este sentido, y está bien, creo que debe serlo por su lugar fundante en toda esta discusión. Yo no lo soy… tanto, pero creo humildemente que cae de maduro que esto es parte del “fabuloso mecanismo de control social”, como refiere Diego Levis al hablar de Facebook. Aquí podría aplicarse la misma verdad intrínseca.

En las condiciones de servicio de Google, la empresa le advierte al potencial usuario -y digo “potencial” porque debería leerlo ANTES de aceptar cualquier cosa… usted, lector, ¿lo leyó?-:

Cuando suba o de otro modo envíe contenido a nuestros Servicios, otorgará a Google (y a aquellos con quienes trabajamos) una licencia internacional para utilizar, alojar, almacenar, reproducir, modificar, crear obras derivadas (como las traducciones, adaptaciones o modificaciones que hacemos para que su contenido funcione mejor con nuestros Servicios), comunicar, publicar, ejecutar públicamente y distribuir dicho contenido. Los derechos que usted otorga en esta licencia son para el objetivo limitado de operar, promocionar y mejorar nuestros Servicios, y para desarrollar otros nuevos. Esta licencia subsistirá aún cuando usted deje de utilizar nuestros Servicios (por ejemplo, de una empresa que usted haya agregado a Google Maps). (…) Asegúrese de tener los derechos necesarios para otorgarnos esta licencia para cualquier contenido que envíe a nuestros Servicios.

Confieso que busqué frases del estilo “estás al horno, flaco” en el resto del texto pero como es obvio no, no la encontré. Es un coloquialismo innecesario porque al usuario ya lo engancharon para todo el viaje, siguiendo con las expresiones de la popular. Todo lo que el usuario subió, suba o subirá en el futuro les pertenece. Para un uso limitado, según dicen, pero les pertenece. La pregunta que surge es ¿quién pone esos límites? Pero ya es tarde.

Usted y yo sabemos qué hemos guardado en nuestra computadora de casa o de la oficina. Sabemos cuando borrarlo y, por regla general, nadie más que usted y yo accedemos a la información almacenada en nuestra computadora. Pero sin dudas requiere un “acto de fe” de nuestra parte creer que “ellos” -usted que leyó “El Eternauta”, implique- velarán por nuestra información y no van a usarla, y ni siquiera nos espiarán para ver que hacemos.

¿Quién maneja el botón de encendido -y apagado- de la computadora de Mr. Google?

Por mi parte, y reconociendo los beneficios de un sistema de este tipo, sólo lo usaré para cuestiones ligeras, como algún TP de los alumnos o información sin mayores consecuencias. Y explicando los riesgos.

En lo profundo de mis convicciones, confieso, creo que nos siguen cambiando oro por baratijas…


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