Eduard Estivill, pediatra y especialista en el sueño, ha escrito libros como “Duérmete Niño” y “A comer” que pretenden ser guías para enseñar a nuestros hijos a comer y a dormir, aunque con métodos nada aconsejables por el bien de nuestros pequeños.He de decir que leí estos libros, pero no para seguirlos con mi hijo, eso jamás, sino para conocer realmente hasta dónde puede llegar este hombre para lograr lo que pretende.Hace poco me encontré con un video de Youtube que, la verdad, me hizo llorar. En él se ve a unos padres, guiados por Eduard Estivill y por "nannys" aplicando el método Estivill y el semejante método Ferber, con sus hijos con sus torturadoras formas de enseñar a los niños a dormir. Os lo dejo a continuación avisando de que, si tenéis sentimientos y sois padres seguramente acabareis llorando de impotencia como yo.
Muchos son lo que rechazan a este señor y sus métodos para enseñar a dormir y comer a los niños y yo, como madre que cría a su hijo con apego, amor y respeto, como madre que colecha con su marido y su hijo en perfecta armonía y como madre que amamanta a su bebé desde que nació, no puedo hacer menos que expresar mi más sentido rechazo hacia este señor y a la tortura que sus métodos suponen para los niños, de los cuales, por otro lado, no es el gran inventor, sino por desgracia, un fiel seguidor del “Método Ferber”, anteriormente utilizado por Valman. Como veis es un doble plagio.
Tampoco quiero olvidarme de Sylvia de Béjar, coautora del dichoso librito “Duérmete niño”, sexóloga y periodista, con lo cual no sé qué tiene que contarnos sobre cómo enseñar a dormir a los niños, pero también mujer y no sé si madre o no, pero lo que está claro es que apoya este método al cien por cien y a mi me resulta muy triste que fomente este tipo de disciplina y sobre todo que gane dinero a costa de que miles de bebés sufran cada noche por su culpa y la de Estivill. Y tampoco de Monserrat Domenech, psicopedagoga y coautora del libro “A comer” junto con Estivill, que aunque algo más suave, el fin sigue siendo el mismo: privar al niño de libertad y de cubrir sus necesidades básicas como son comer cuanto y cuando lo desee, siendo de sobra sabido que los bebés y los niños necesitan comer a menudo y no pueden pasar grandes ayunos como nos quieren hacer creer en su libro.
Ambos se basan en una tabla de tiempos que sirven para aplicar diversas actuaciones con los niños que me parecen del todo inútiles y humillantes para el niño.Aunque quiero hablaros de ambos libros esta vez hablaré sobre “Duérmete Niño”, a mi parecer, el peor de todos sus métodos y que puede dejar marcados a los niños de por vida.
En “Duérmete Niño” se trata, básicamente, de dejar a los niños llorar, de dejar a los niños en sus dormitorios, apagarles la luz, dejarlos con su “osito y su póster”, decirles que papá y mamá los quieren mucho y que lo hacen por su bien y cerrarles la puerta en sus narices mientras que se marchan.El niño, claro está, comenzará a llorar desconsoladamente porque, como está reglado por la propia naturaleza, necesita a sus padres a su lado para dormir y sentirse protegido. Los padres deben de dejarlo llorar siguiendo las tablas durante los minutos que les indican las mismas, de menos a más y siempre sin coger la niño, sin acunarlo, sin cantarle, sin abrazarlo, sin mecerlo, sin cogerle la mano y muchísimo menos amamantarlo y a la suficiente distancia de la cuna para que los niños no puedan llegar hasta sus progenitores, hasta que llega el momento en el que se deja llorar al niño sin volver hasta que se duerme por si solo. Advierte que el niño no solo llorará sino que pedirá agua (¿no puede tener sed simplemente?), comida (con su método para enseñar a comer no me extraña), se harán pis encima e incluso se “provocarán el vómito”. Y que no hay que hacerles ningún caso porque sólo lo hacen para llamar nuestra atención y “conseguir” lo que quieren. Claro, según Estivill nuestros hijos son manipuladores y pequeños tiranos…
Y no, no nos equivoquemos, el niño o bebé no se ha dormido porque ha aprendido a dormir. Aquí nos lo explica Rosa Jové en su libro “Dormir sin lágrimas”:
<< El niño se queda sólo, asustado. Por primera vez en mucho tiempo tiene miedo ante la idea de que sus padres no están y ante cómo afrontará esa nueva experiencia. La alarma se activa y aunque nosotros pensemos que es por tonterías ellos no lo saben. A partir de ese momento se ponen en marcha los sistemas más antiguos de respuesta a la alarma: el sistema HHA (hipotálamo-hipofisario-adrenal), el sistema adrenérgico, las catecolaminas, etc.…En principio, su cuerpo se debe preparar para lo peor (escapar o pelear), para ello la amígdala (una parte de nuestro cerebro emocional) envía mensajes para que se active todo un sistema hormonal capitaneado por la adrenalina y otras catecolaminas, que van a provocar una activación general. Todo este flujo químico y hormonal inunda violentamente al cerebro, apuntando directamente a la amígdala, que queda colapsada. Los niños que lloran y no son atendidos pronto pueden llorar desesperadamente hasta que la amígdala se colapsa. Como sea que la naturaleza es sabia y sabe que el cuerpo no resistiría mucho tiempo en una situación como ésta, suele compensarlo con la secreción de sustancias de carácter opiáceo, endorfinas, serotonina… que provocan una bajada de todo este sistema de alarma en el sujeto. Por lo tanto, si tenemos que para su hijo ya era la hora de dormir, que encima se ha pasado un tiempo llorando (con el consiguiente cansancio) y que acaba de recibir una inyección brutal de opiáceos, endorfinas, serotonina…lo normal es que caiga rendido y se duerma. Pero no se engañe, no ha aprendido a dormir, solamente está “autodrogado”Con sucesivas experiencias como ésta el niño va aprendiendo, por un lado que nadie va a hacerle caso, que sus necesidades no son merecedoras de atención (aquí se da una baja autoestima) y por eso muchos bebés dejan de protestar (…) Todo ello favorece que a la larga el niño se acueste sin decir nada y se duerma. Pero ni por un momento piense que ha aprendido a dormir, tan sólo a doblegarse y a autodrogarse (…) Una pregunta: ¿a que no saben qué sucede cuando el cortisol está alto y la serotonina también?, ¡Que se produce el vómito involuntario! >>
Como veis se ha provocado en el niño un verdadero shock neuroemocional.El niño no aprende a dormir, por un lado, al principio segrega tal cantidad de endorfinas y serotonina que acaban drogados y por tanto se duermen por eso. Por el otro lado, los niños aprenden que no se les quiere, que sus necesidades no valen nada y que no merece la pena seguir llamando a sus padres, seguir luchando por sobrevivir, pues haga lo que haga, llore lo que llore, no acudirán a sus llamadas de auxilio. Y por el otro, como nos ha contado Rosa Jové, han aprendido a autodrogarse y por eso se duermen.
Es inmensamente triste pero es así, y por desgracia aún hoy son muchas las familias que siguen utilizando estos métodos con sus hijos convencidos de que están haciendo lo mejor para ellos. Lo malo es que no se dan cuenta del daño que les están haciendo a corto y largo plazo, que seguramente sus hijos tendrán secuelas psicológicas y acabarán teniendo verdaderos problemas con el sueño cuando en realidad no tenían ninguno antes de todo esto.
¿La táctica de Estivill para convencer a los padres?, pues la primera de todas es hacerlos sentir culpables, culpables de dejar que sus hijos duerman en la misma habitación que ellos, culpables de dejar que sus hijos se duerman después de las ocho de la tarde, culpables de acudir a la llamada de nuestros hijos cuando nos necesitan, culpables de darle a sus hijos todo el amor, apego y cercanía que necesitan y se merecen.Cuando somos padres “novatos” a veces no sabemos cómo actuar y estos individuos se aprovechan de la inocencia humana y de la ignorancia que hay al respecto para manipularlos y conseguir lo que se proponen. Seguro él lo hará por el dinero que gana con sus libros, su consulta y sus charlas, pues tengo entendido que incluso él ha sido incapaz de aplicar sus propias mentiras y falacias con sus hijos. Pero yo lo veo, y perdónenme, como un ser tiránico que pretende que utilicemos sus métodos de tortura con los niños, que los maltratemos, hasta tal punto que nos enseña qué le podemos decir a los vecinos si les parece sospechoso que nuestro hijo llore durante tantas horas sin respuesta alguna por nuestra parte. Según Estivill es mejor no contarles nada a los vecinos y mentirles diciéndole que nuestro hijo tiene una otitis terrible y por eso llora tanto…Y si su método es tan inofensivo como dice, ¿por qué esconderlo entonces?. Ni él se cree lo que dice, sabe que está mal y que perjudica a los niños en mayor o menor grado y sigue sintiéndose orgulloso de su labor… que triste es todo esto.Muchos de los niños sometidos a este método acaban siendo niños tristes, con poquísima autoestima, escasas habilidades sociales y sumisos ante los demás, con alto grado de cortisol (hormona del estrés) que no saben eliminar ellos solos como nos pasa a los adultos y que, como hemos visto provoca el vómito involuntario (¡anda, va a resultar que no se lo provocaban para fastidiarnos!) además de hacer que el niño esté mucho más irritable y triste y con falta de concentración. Incluso se cree que puede afectar al normal crecimiento y desarrollo del niño. ¿De verdad queremos eso para nuestros hijos? El sueño es un proceso evolutivo y como tal, los niños acabarán por dormir bien algún día. ¿Por qué se empeñan incesablemente en hacernos creer en problemas que no existen?, ¿en que lo que hacemos por propia naturaleza está mal?, pues seguramente porque si no no tendrían tanta facilidad para ganar dinero fácil aprovechándose de la buena fe del ser humano, por algo existen las sectas, ¿no?, pues esto es lo mismo.
Una vez más se despoja al niño de sus derechos como ser humano y se toman como válidos todos los sistemas que existen, crueles o no, para “educarlo” sin pensar en su bienestar físico y emocional y sin dejarle opción alguna de decidir sobre su propia vida. Y despoja a los padres también de libertad, pues no contento con hacerles sentir culpables de los supuestos e inexistentes “problemas de sus hijos” les hace cómplices de su malévolo método privándoles de la libertad de socorrer a sus hijos cuando los necesitan y del fuerte instinto maternal que en ellos existe.
Y también una vez más con los niños todo vale. Se puede usar todo si el fin es conseguir que hagan los que nosotros queremos o nos viene bien. Se pretende que nos niños sean sumisos de sus padres, que hagan siempre su voluntad para la comodidad de estos.A los niños se les puede castigar, a los niños se les puede gritar, para algunos (demasiados) a los niños se les puede pegar o dar un azote o bofetada, a los niños se les puede privar de cariño, se les puede privar de estar con su madre, a los niños se les puede dejar sin comer, a los niños se les puede dejar llorar, a los niños se les puede prohibir hablar y dar su opinión, se les puede privar de libertad aún siendo seres inocentes y buenos, a los niños se les puede humillar y a los niños hay que dejarles claro que los adultos estamos primero y hay que obedecernos. No existe el diálogo entre adultos y niños.Pero, ¿en qué mundo vivimos?, odio que haya cosas que avanzan vertiginosamente en esta sociedad y que, en cambio, algo tan importante y primordial como los derechos del niño y su protección tenga una brecha tan grande que cada uno pasa a su antojo y hace lo que quiere con ellos.Pongámonos siempre en su lugar, empaticemos con los niños. ¿Qué pensaríamos si eso se le hace a un adulto?. Ni a los presos en una cárcel se les trata así, primero por sentido común y segundo porque hay leyes que les protegen para que ni los maltraten, ni los dejen sin voz ni voto y mucho menos para que les priven de sueño o de comer. ¿Entonces por qué se permite con los niños?. Los niños son vulnerables a todo y a todos, y el fastidioso adulto que se cree que por no ser niño está por encima de ellos acabará por conseguir niños tristes y maltratados y por ende, adultos de su misma calaña.
Y por esto, yo, desde aquí invito a todos los padres a reflexionar antes de aplicar métodos de este tipo con sus hijos.A que se informen adecuadamente antes de actuar, a que sepan que los niños aprenden a dormir solos y del tirón tarde y temprano, que tanto el colecho como dormir en la misma habitación son hábitos sanos para el niño y para nosotros y que si así lo desean no hay nadie con el derecho de prohibírselo.
Y también invito a leer libros tan maravillosos como “Dormir sin Lágrimas” de Rosa Jové y “Bésame mucho” de Carlos González. Con estas lecturas os aseguro que os cambiará la vida, os daréis cuenta de que confiar en vuestra capacidad como padres, confiar en vuestros hijos y darles a vuestros hijos el tiempo que necesitan para desarrollarse y aprender a dormir os convertirá en una familia feliz.Y por favor, decid NO al método Estivill y Ferber por el bien de vuestros hijos.
LOS COMENTARIOS (1)
publicado el 15 abril a las 03:34
Hola, Gratiata; Acabo de leer tu artículo crítico del libro de Estivill. En tu escrito obviás completamente la raíz del problema que, irónicamente, la da a "Duérmete niño" su éxito: la desesperación de muchos padres porque sus hijos duerman toda la noche de corrido, en sus propias cunas y sin la necesidad de que ellos participen activamente.
Vos hablás de colecho. Pero, ¿y la intimidad de la pareja? ¿Qué sugerís hacer?
Sds.,
Sebastián.