Un collar joya en un jardín descuidado y salvaje. La hiedra silvestre trepa por las tapias, desde los bastos arbustos de las moras y las espinas de los rosales, y se deja mecer por la brisa suave que trae el aroma exquisito y acaramelado de las rosas.
Los gorriones picotean las bayas maduras, rojas y negras y,
desde aquí, con solo mirarlo, puedo sentir el intenso perfume de las rosas, tan dulce y dorado como la miel.`*´*`*´*`*´Así es el collar joya que nos encargó Sandra. Una pieza única e irrepetible que deseamos que disfrute tanto como nosotras hemos hecho al hacerlo.`*´*`*´*`*´