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Dunkirk (Dunkerque), vámonos de esta playa

Publicado el 24 julio 2017 por Patrick Bateman @CinefiliasO
Dunkirk (Dunkerque), vámonos de esta playaEs habitual que cuando una película llega a carteleras, la red se llena rápidamente de opiniones el mismo día del estreno y, a veces, con los preestrenos, incluso antes. Por este motivo, al tercer día del estreno, puede que esta crítica ya esté un poco desfasada y no sea del interés popular. Pero, igualmente, voy a aportar mi grano de arena en esta inmensa playa que ocupa Dunkerque, el nuevo trabajo de Christopher Nolan que se ha estrenado este fin de semana.
Para mí, con ciertas preferencias personales dentro de su filmografía, el director inglés lleva una carrera intachable. Aunque, algunos opinen lo contrario y lo tilden de sobrevalorado y pretencioso, mal le pese a muchos, creo que Nolan es un gran realizador dentro del cine mainstream.
Si bien, su nueva película no ha generado tanta expectación entre el público como algunos de sus anteriores trabajos, por ejemplo, la trilogía de Batman o Interstellar fueron mucho más esperadas por el público en general. Pero sus seguidores, no han faltado a una cita ineludible para degustar su nuevo trabajo basado en la operación Dinamo, un hecho histórico real que consistió en el rescate de tropas británicas y francesas durante la segunda guerra mundial.
Junto a unos pocos directores y en plena era digital, Nolan es fiel defensor de rodar en celuloide y con objetivos realmente grandes. Lástima que actualmente apenas quedan cines que proyecten en formato fotoquímico, casi todos lo hacen en digital. Los que vivimos en Barcelona o alrededores tenemos la suerte de contar con una sala como Phenomena, que ha proyectado la película en 70 mm, o sea, tal como la ha concebido el propio Nolan.
Dunkirk (Dunkerque), vámonos de esta playaAdemás, el director de la sala Phenomena, Nacho Cerdá, y el director de fotografía, Pol Turrents, hicieron una breve introducción previa, explicando pormenores relacionados con dicho formato y anécdotas técnicas de la propia película. Una delicia.
Dunkerque es la tercera vez que Nolan nos presenta un guión que se ciñe a una historia predefinida, o lo que es lo mismo, un guión no original. Ya lo hizo con su tercera película Insomnio (2000), un remake de Insomnia (1997), y con The Prestige (aka El truco final), basada en la novela de Christopher Priest. Pero no por ello son peores.
En Dunkerque, Nolan se ciñe a los acontecimientos que sucedieron durante dicha operación de rescate de tropas aliadas. Y lo hace con un guión realmente escueto en diálogos, se apoya mucho en la fuerza visual de los planos y las situaciones. De hecho hay muchos silencios. Tantos que casi podría pasar por un documento historico audiovisual.
Es muy probable que la espectacularidad que despliega Nolan en la película durante las escenas de ‘acción’, no sucedieran de dicha manera. Pero se nota que hay una gran fase de documentación previa durante la preproducción, el apartado visual sigue ejecutándose en esa línea tan realista y costumbrista de sus películas.
Dunkirk (Dunkerque), vámonos de esta playaAño 1940, en plena II Guerra Mundial. En las playas de Dunkerque, cientos de miles de soldados de las tropas británicas y francesas se encuentran rodeadas por el avance del ejército alemán, que ha invadido Francia. Atrapados en la playa, con el mar cortándoles el paso, las tropas se enfrentan a una situación angustiosa que empeora a medida que el enemigo se acerca.
La sinopsis, deja claro que estamos ante una película bélica. Sin embargo, los que esperen encontrar una película con la ostentosidad de otros films bélicos, se sentirán decepcionados. Dunkerque se enmarca dentro del cine bélico, cierto, pero no hay lugar para héroes y mártires, en esta playa reina lo que reina es la claustrofobia y el miedo. Es como un making-off de la guerra.
En ese sentido, Nolan nos muestra lo que hay tras el telón, la cara más triste y oscura de la guerra. Dunkerque es una película sobre las miserias que trae consigo la guerra, es claustrofóbica y asfixiante. No trata sobre las heroicidades de los soldados a los que nos hemos acostumbrado gracias al cine bélico. No podemos decir que sea una película triste, pero tampoco es alegre. Dunkerque es una recreación lo más realista posible de una de las tantas atrocidades cometidas por el ser humano a lo largo de la historia.
El montaje puede resultar algo confuso en los primeros cambios y saltos temporales, ya que la historia se cuenta a través de tres puntos de vista diferentes y no se indica debidamente en todas las ocasiones. Pero ya sabemos lo que le gusta a Nolan juguetear con el tiempo. En mi caso, me sentí algo confundido hasta que me di cuenta de esos saltos temporales cuando cambia el punto de vista narrativo, pero una vez que te das cuenta, la historia fluye con normalidad y es el propio espectador que ordena cronológicamente la historia.
Dunkirk (Dunkerque), vámonos de esta playaComo era de esperar Nolan sigue apostando por todos los trucos de la vieja escuela. Como en anteriores trabajos, Nolan sólo recurre a efectos digitales cuando realizarlo de forma tradicional es inviable. Dunkerque presume de lo lindo en efectos de la vieja escuela, se nota tan sólo con ver la película. Seguro que retoques digitales debe tener, pero apuesto a que son mínimos.
Nos contó el director de la sala Phenomena, que en un pase previo hace un mes, al que asistió el propio Nolan con equipo técnico para ver si se podía proyectar su nueva obra en condiciones, éste le preguntó cómo se rodaron los primeros planos de Tom Hardy dentro de la cabina de su avión, y con la respuesta, puedo decir que Nolan es un jodido artesano del cine que no renuncia a sus principios. Magnífico.
Nolan despliega toda la artillería visual tan característica a la que nos tiene acostumbrados en sus películas. Pero no sobrecarga las escenas con una acción trepidante y desproporcionada. De hecho, creo que es la vez en toda su carrera como director que más realista se ha mostrado con las escenas de acción.
Dunkirk (Dunkerque), vámonos de esta playaToda la excelencia visual que he mencionado, se complementa con la banda sonora compuesta por Hans Zimmer, habitual compositor del cineasta, que juega -más que nunca- un papel importantísimo en la película, pues le aporta toda la intensidad emocional y tensión a la película, en ausencia de unos personajes con mayor carisma. Pero sin olvidar el apartado sonoro, realmente elaborado, sin él el conjunto perdería mucha credibilidad.
Desconozco si ha sido intencionado o no, pero creo que Nolan no ha querido tratar a los personajes de una manera individual, sino, como una unidad, como una entidad única, como un ejército. Por este motivo, creo que no llegas a empatizar demasiado con ninguno de sus personajes de manera individual. Una teoría propia que gana consistencia al llegar al desenlace de la película que, como punto negativo, diré que carece de cualquier factor sorpresa o giro inesperado de otras películas de Nolan. Tan solo con leer a grandes rasgos, cómo sucedió la operación Dinamo, ya sabemos como acabará la película, perdiendo así cualquier factor sorpresa o golpe de efecto sobre el espectador.
En cualquier caso, entre el reparto que nos propone Nolan, por mayor cuota en pantalla, destacan Tom Hardy, Mark Rylance, Fionn Whitehead y Kenneth Branagh. Tom Hardy que ya ha trabajado con Nolan en Inception y El caballero oscuro: La leyenda renace, aparece como piloto del escuadrón, parece que le ha cogido el gusto a que apenas se le vea la cara. Mark Rylance (El puente de los espías) aparece como capitán de uno de los barcos civiles, hace una buena labor en el contexto de la historia, pero poco más. Fionn Whitehead que debuta cinematográficamente en la presente obra tras aparecer en la serie televisiva Him, interpreta a un joven soldado por el que conocemos y seguimos la mayor parte narrativa de la historia. Y Kenneth Branagh, director de Frankenstein de Mary Shelley y actor en Valkiria de Bryan Singer, se muestra como imponente y recio comandante británico.
Dunkirk (Dunkerque), vámonos de esta playaPero, en términos generales, no hay protagonistas dentro del film. Fuera de los miles de extras que ha utilizado -esta vez con mucho acierto- no hay ningún actor que destaque por encima de otro, el reparto es muy coral. Recordemos que los extras es algo que no manejaba demasiado bien el bueno de Nolan, patente quedó en la pelea entre Bane y Batman en la tercera entrega de la trilogía del hombre murciélago, pero en Dunkerque esto no es un punto flaco de la película, precisamente.
Quizás por debajo de todas las bondades técnicas atribuibles a esta fantástica y realista recreación desde tres puntos de vista distintos; civiles, soldados y mandos operativos de la operación Dinamo en tres escenarios distintos; tierra, mar y aire, que nos ha ofrecido Nolan, sea la propia historia la que flaquea. No es que sea mala, ni que no me haya gustado. Pero a título más personal, y argumentalmente hablando, hay otras películas suyas que me han gustado un poco más que Dunkerque.
También es cierto, que algunas de sus películas, como el caso de Interstellar e Inception ganan consistencia con visionados posteriores. De manera que no pierdo la esperanza de que algo tan simple de solucionar como es la conexión entre el argumento de la película y el espectador, no gane afinidad cuando vuelva a verla. No es el mejor film de Nolan, pero si eres seguidor o te gusta su estilo como realizador, tienes que verla.
Dunkirk (Dunkerque), vámonos de esta playa

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