Sólo es miércoles, pero llevo una semana a un ritmo infernal. Estoy haciendo un montón de cosas, y paro poco por casa. Por ese motivo no he podido ni conectarme estos días.
Ayer por fin me hice las pruebas de mi alergia estacional (alergia a polenes, gramineas, árboles). Fueron pruebas cutáneas (me pusieron el brazo cual colador) y espirometría. Esto último demostró que mi capacidad pulmonar no da ni para hinchar un globo. Pero desde hace unos meses me siento francamente bien. ¡¡Bendita medicación!!. Los resultados para el 1 de marzo, sin prisa.
Hoy ha sido el cumpleaños del mejor amigo de mi hijo, 5 añazos, madre mía qué mayores se hacen. Y ha sido la primera vez que ha ido a un cumple de mayores. Mamá le deja en el sitio de la celebración y mamá le recoge dos horas después. Al principio le ha dado un poco de miedillo, eso de irse con una desconocida, mami no va,....., no se fía ni de su sombra. Pero al final se han ido todos y lo han pasado en grande, ha comido tarta, bocatas, chuches. Lo único malo es que se me ha despistado un poco de horarios con tanta agitación y se ha dormido más tarde, veremos mañana cómo levanta.
Después tenía mi clase de yoga, qué maravilla, he llegado a casa nueva. Es increíble que uno pueda estirar tanto el cuerpo, que pueda llegar a agitar su respiración, aumentar la frecuencia cardíaca sin hacer esfuerzos, y sin salir de una esterilla, todo en posición fija, es alucinante. Estoy relajada, mis músculos están estiradísimos, y tengo una sensación de bienestar de lo más interesante. Os diré que es posible que mañana tenga agujetas por el culete... Después de dos clases, estoy convencida de que es la mejor opción elegida.
Mañana mi actividad empieza a descender, y menos mal porque un ritmo tan frenético como el de estos días no hay quien lo soporte.