No es que mi media naranja me haya cambiado por Emma Stone, que no será por falta de ganas por su parte, más bien imposibilidad de coordinarse con la susodicha, si no porque hace unos meses cambiamos el colchón de la habitación grande y ha sido una autentica liberación.
Muchos sabéis que he tenido problemas graves de sueño. Un turno de noche que acabo con un insomnio incontrolado y pasar muy poco tiempo en la cama. Eso sumado al estado del anterior colchón hacía que muchas veces aprovechara para usurpar la cama del canijo para mis escasas horas de sueño.
Cometimos muchos errores a la hora de elegir nuestro primer colchón y encima sufrimos una serie de catastróficas desdichas que acortaron su vida útil una barbaridad. casi todas ellas tiene que ver con escapes de cualquier orificio de canijo que cuando no se pone malo de una cosa se pone de la otra. La cuestión es que muchas veces por los horarios o la coordinación de sueño le dejábamos dormir en la cama grande y eso no era una buena idea. no por el colecho en sí, o porque tenga problemas para dormir sólo. Para nuestra fortuna es un tío que no tiene inconveniente en tener su propia cama incluso cuando vamos de hotel, el problema era que el colchón acabó destrozado, con pelotillas y con un olor que no había forma de camuflar.
Como la elección era tirar a la basura al niño o el colchón y al canijo le habíamos cogido ya cariño decidimos optar por la primera opción, es decir, mandar al carajo el Pikolin del infierno ( y digo la marca porque nos cascaron una pasta y salió fatal) y pasar a otro modelo.
Cuando Emma colchón se nos cruzó nos llamó mucho la atención que al funda del colchón fuera desmontable, porque a pesar de jurar y perjurar que el niño no apoyaría su culo de nuevo en la cama grande todos nos conocemos, y eso de que si la liaba no fuera sinónimo de intentos infructuosos de limpiar manchas viendo videos de youtube y probar combinaciones de bicarbonato y limón. El colchón, al menos en apariencia es exactamente igual que el resto pero con un matiz, la funda se quita entera y se puede lavar, independientemente que coloques otro tipo de fundas impermeables para más seguridad (cosa que por supuesto he hecho). Y eso es lo que me ha enamorado del colchón. Lo convierte en el colchón ideal para familias, para los amantes del colecho o incluso aquellos que tienen animales y quieren lavar y eliminar su olor de vez en cuando con la comodidad de una lavadora.
Además, que no sólo de limpieza vive el hombre, es un colchón muy cómodo. Posee una estructura de capas de diferentes materiales que le da una firmeza muy adecuada. Eso lo agradece la espalda porque en casa realizamos un trabajo que requiere esfuerzos físicos y no siempre descansábamos a gusto porque el anterior colchón había cedido y se hundía demasiado. yo en concreto he notado que los calambres en las piernas han disminuido notablemente desde que lo instalamos.
La instalación también fue muy sencilla. El colchón llega a casa en una caja embalado al vacío. Se coloca en al cama y en cuanto se perfora el plástico empieza a tomar forma y en el cómodo plazo de dos horas se puede usar. Digo cómodo porque el anterior nos obligó a estar dos días durmiendo en el sofá cama para que el colchón respirase y no quedase marcado. Cosa un poco inútil si lo que quieres es usarlo inminentemente como era el caso en su momento.
Creo que nunca he sido más feliz a la hora de tirar un objeto como el colchón viejo. La habitación ha cambiado totalmente, es más cómoda y pasamos más tiempo allí. Incluso hay luchas por coger sitio a al hora de la siesta. Nunca pensé que una cosa como un colchón podía cambiar tanto la existencia. No es por ser melodramática pero es casi mejor que dos docenas de pastillas de melatonina. ¡Palabra de insomne!