No me lo puedo creer
Durmiendo con casi 10 millones de euros:
«La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida», o eso dice la canción. Pues es verdad. A veces ocurren cosas que parecen sacadas de una novela; para que después digan que los autores de novela exageramos. Y eso que esta historia parece sacada de una trama de ficción.
La historia se remonta 10 años atrás, cuando un humilde pescador de Puerto Princesa City, Filipinas, salió a faenar. Era un día como otro cualquiera, no pasó nada especial, excepto que el ancla de la embarcación quedó atascada en el fondo del mar y el pescador se zambulló para liberarla. El ancla había quedado atrapada en una especie de roca blanca, y el hombre, después de solventar el problema, decidió quedarse con la piedra, como amuleto de la suerte; quizás por superstición, o puede que por intuición, esa que todos tenemos de vez en cuando.
Aunque a decir verdad, el tipo era un poco cafre, porque la piedra, o lo que él pensaba que era una piedra, pesaba nada menos que 34 Kg. Puede que yo sea algo tiquismiquis, pero si tuviera que elegir un amuleto para atraer la suerte, me decantaría por algo más ligero y manejable. En fin… la cuestión es que cargó con el pedrusco hasta su casa y lo depositó en su dormitorio (esperando que la suerte llegara).
Pasada una década, el pescador se mudó a otra zona de la provincia y decidió no llevarse la piedra con él (cuando haces una mudanza, siempre aprovechas para quitarte cosas de encima). Pero el roce hace el cariño, y le dio penita deshacerse de su amuleto de la suerte, así que se lo llevó a su tía Aileen, que trabajaba en la oficina de turismo de la ciudad.
Cual fue su sorpresa cuando descubrieron que no se trataba de una piedra, sino que ¡de una perla gigante!
La verdad al descubierto:
Se cree que la perla proviene de una almeja gigante, la más grande del mundo, y si finalmente los gemólogos certifican que es una perla auténtica, se estima que su valor alcanzará los casi 100 millones de euros.
La perla (o piedra, hasta que se confirme la autenticidad) mide 30 cms. de ancho, 67 cms. de largo y pesa 34 kg.
De momento la perla está expuesta al público, en el Atrium del New Green City Hall, en Puerto Princesa, como reclamo turístico. No ha trascendido si el pescador ha cedido la perla temporalmente o si la ha donado a la ciudad.
En la imagen superior, turistas visitando la perla, expuesta en Puerto Princesa, Filipinas.
En la Imagen inferior, ostras gigantes, las cuales pueden llegar a pesar hasta 400 kg — Getty Images.
Ahora, todo el mundo sabe de la existencia de esta perla. Y en caso de confirmarse que tiene un valor de 100 millones de euros, el pescador va a ser el tipo más buscado de la ciudad. ¿Podrá seguir con su vida normal? Quizás lo que creyó que era su amuleto de la suerte, se acabe convirtiendo en la peor de sus pesadillas. ¿Tú qué crees?
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Olga
Adicta al chocolate y soñadora. Me dedico a escribir por placer.
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