El Manchester City ya gana como un campeón. Venció el jueves al Liverpool sin merecerlo y repitió victoria ante el Crystal Palace (1-0) jugando a medio gas para sumar su décima victoria en diez partidos como local y alzarse hasta el liderato provisional de la Premier League (el Arsenal podría arrebatárselo si gana al Newcastle).
Pellegrini rotó a sus hombres pensando en la cuesta de enero (empezando por la visita al Swansea en año nuevo), sentó a su líder Yaya Toure, y dejó a su hombre gol, Negredo, en el banquillo pese a no poder contar con el lesionado Agüero. La plantilla captó el mensaje. Había que ganar, sí, pero corriendo lo mínimo y dosificando lo máximo.
El rival, el Crystal Palace de Tony Pulis, ayudó en el objetivo primario, no cansarse, pero complicó la victoria más de lo esperado en la consecución de los tres puntos. Mérito de Pulis que cogió a un equipo con olor a Segunda y en apenas un mes lo ha convertido en un conjunto que no juega bien pero que sabe a que juega. Su máxima es que en el fútbol gana quien hace los goles y no quien tiene la posesión. Así, puso el autobús en la defensa y regaló la posesión al City esperando dar un zarpazo al contragolpe. Al descanso, llegó airoso y sin rasguños. Barrido en ocasiones y posesión pero con 0-0 en el marcador.
En la segunda mitad la táctica empezó a desesperar al City y Pellegrini movió ficha sabiendo que un empate sabría a derrota. Sacó a Nasri por Boyata, un lateral, y alineó a Negredo por Fernandinho. El equipo tardó en asimilar el cambio y en ese periodo Puncheon pudo dar la sorpresa para el Palace con dos latigazos repelidos por Hart. Ahí perdió Pulis sus opciones pues acto seguido Navas puso un gran centro al área que acabó en las botas de Dzeko y en el 1-0 del City. Era el minuto 66 y después ya no hubo más partido. El City no quiso hacer más herida para no salir dañado y el encuentro degeneró en una siesta soporífera pero gratificante para los de Pellegrini, que por fin son líderes.