Seguimos a vueltas con la e-adminstración. Hace un mes, comentaba el anacronismo que suponía que la Diputación de Badajoz exigiera una máquina de escribir mecánica en sus oposiciones administrativo.
Pues hoy toca el turno a la maquinaria administrativa de los institutos. Desde hace unos años venimos padeciendo la plataforma Rayuela. La idea es buena, con un usuario y una contraseña se accede a una infinidad de servicios, según el rol en la jerarquía: propaganda de la administración - equipo directivo - madre/padre - alumn@ - profesor@ (Nótese que profesor figura en último lugar, no es por mero azar). Sin embargo, tras pasar lista a diario y anotar las faltas en la base de datos on-line, a principio de mes debemos realizar un recuento de faltas a mano, que se lleva no menos de una hora. Todo ello porque los programadores informáticos hacen una tabla con sumas por columnas en vez de por filas, que nos da las estadísticas por materia, y no por alumno, que es lo realmente operativo. Además, al hacer está tarea rutinaria de la que nos debería haber librado la máquina, nos damos cuenta de la poca usabilidad que presenta la aplicación que carece de todas las comodidades a las que las web comerciales han ido acostumbrándonos a lo largo de años, como hacer una búsqueda y después, con el botón derecho "abrir en una nueva pestaña" ir sacando la información sin perder la búsqueda inicial.Eso sí, nos han puesto un centro de atención al usuario, un callcenter al uso, al que le cuentas los que pasa, te dicen que sí, pero una vez que cuelgas quedan tu propuesta de mejora en el olvido.