Revista Comunicación
El gobierno francés, que hace poco reconoció haberse equivocado con el impuesto digital imperante en el país vecino, pretende fijar un precio único para los libros electrónicos, tanto nacionales como internacionales, en las webs francesas y en las extranjeras que vendan en el país (Amazon, Google, Apple o cualquier otro). Difícil asunto que choca frontalmente con la legislación europea, según la cual un país no puede decidir sobre empresas ubicadas en otros estados miembros. Más difícil aún si tenemos en cuenta que la mayores librerías on-line tienen sede en EE.UU.Como medida aplaudible, el 19,6% de TVA (nuestro IVA) actual bajará al 5,5%, como los productos de primera necesidad. Esta reducción también ha sido solicitada por los editores en España, ya que actualmente se grava al libro electrónico como si fuera un ordenador en lugar de un bien cultural.alfonsovazquez.comciberantropólogo