Mi puntuación: 6/10
Revista Cine
Hacerse daño a uno mismo es una patología común en casos de estrés, soledad y/o depresión, y esta película lo lleva al extremo hasta límites insospechados. Dejando de lado escenas en las que casi te obligan a apartar la vista de la pantalla, el matiz psicológico siempre está presente, y la actriz protagonista lo sufre de un modo crudamente convincente. Asimismo, durante casi todo el metraje se intenta enfocar el tema principal de forma realista, pero en el desenlace se desata la locura, perdiendo parte de la coherencia previa para así deleitar a los fans del terror más descarnado.