Revista Opinión

Ébano y marfil: la persecución del albinismo en África

Publicado el 12 diciembre 2016 por Juan Juan Pérez Ventura @ElOrdenMundial

El continente africano cuenta con una de las mayores poblaciones de personas con albinismo en el mundo. Sin embargo, su persecución en los últimos años ha aumentado con el propósito de nutrir un mercado en auge en el que su valor está envuelto en el oscurantismo popular. Este artículo pretende analizar qué hay detrás del peligroso misterio que domina los destinos de las personas con albinismo en África.

“El gran problema que tenemos en África es que, mientras estoy aquí sentado delante de vosotros hoy, vosotros no veis a un ser humano: elegís ver a un albino”. Así comienza Josephat Torner, albino y defensor de los derechos humanos de los albinos en Tanzania, el comunicado en el que anuncia sus intenciones de escalar el Kilimanjaro con el fin de lograr la atención de África y del mundo sobre la persecución que sufren las personas con albinismo. La ambición de Torner era llevar los derechos de los albinos a lo más alto de África y hacer comprender que los albinos no merecen ser cazados como animales ni ser descuartizados para luego ser vendidos.

Las palabras de Josephat resumen el drama de las vidas de miles de personas con albinismo en África. A pesar de no tratarse de un fenómeno aislado o exclusivo del continente africano, las mayores cuotas de persecución y ataques según Naciones Unidas sí se producen en él, lo que requiere una mayor atención y estudio sobre el área.

Debido al irremediable oscurantismo que acompaña al albinismo y a la implicación de familiares e incluso autoridades en los ataques, con su consiguiente ocultamiento, es difícil ofrecer cifras concretas sobre el número de personas con albinismo afectadas. Algunas organizaciones estiman que en las últimas décadas el número de ataques asciende a más de 500 en África.

Ébano y marfil: la persecución del albinismo en África
Ataques a las personas con albinismo en África en las últimas décadas. Fuente: mtega

Son muchas las leyendas que rodean al albinismo, pero ¿cuál es la verdadera realidad de las personas con albinismo en África y a qué retos se enfrentan?

Desmitificando el mito

Según los principales informes y cifras que se manejan, una de cada 15.000 personas en África padece de albinismo. Los datos son realmente amplios, pero si observamos más de cerca algunas áreas nos encontramos con datos más sorprendentes: en Sudáfrica, Nigeria o Tanzania una de cada mil personas tiene albinismo. Si comparamos los datos del continente europeo en estos mismos informes, se estima que tan solo una persona de cada 20.0000 nacerá con albinismo.

El albinismo es probablemente una de las condiciones genéticas especiales más conocidas en el mundo; sin embargo, ¿a qué nos referimos al hablar de las personas albinas? Si nos centramos en el ámbito puramente teórico, el albinismo quedaría definido como una condición genéticamente heredada y no contagiosa. Su principal característica, el tono blanco de la piel y el pelo, junto con ojos más claros, son debidos a la ausencia total o parcial de melanina, pigmento que en condiciones normales genera la coloración y protección en los mismos. La principal consecuencia de esta ausencia de melanina es el aumento potencial de las posibilidades de padecer cáncer de piel y dificultades visuales cuya gravedad varía en cada persona.

Ébano y marfil: la persecución del albinismo en África
El albinismo se caracteriza por una ausencia de melanina en el organismo, que provoca la falta de pigmentación en piel, cabello y ojos. Fuente: The Independent

Ciertamente menos conocido es que en algunos casos el albinismo tan solo afecta a los ojos, y en otros más concretos y poco frecuentes puede conllevar trastornos hemorrágicos y enfermedades en los pulmones e intestinos. Sin embargo, si dejamos la teoría médica de lado, las implicaciones prácticas y el día a día de ser una persona con albinismo en África van mucho más allá y pueden suponer una cuestión de vida o muerte.

Los fantasmas blancos

Zeru zeru (‘fantasmas’), demonios… Son solo algunos de los nombres que reciben en la mística popular las personas con albinismo. Promovidas y extendidas entre la población por los doctores-hechiceros, las leyendas e historias en torno a ellos forman parte en muchos casos de la cultura local.

Desprovistos de alma según algunos de estos mitos, las personas con albinismo son vistas como fantasmas en algunas comunidades, seres que vagan entre los hombres hasta el fin de los tiempos y que, condenados a vivir eternamente, un día se volatilizarán sin dejar rastro.

En otras historias, las más arraigadas y difundidas, los hechiceros aseguran las propiedades místicas y curativas que se encuentran en las partes del cuerpo de una persona con albinismo. Así, a quienes consigan y les lleven las extremidades, cabello o cualquier otra parte del cuerpo de un albino les llegarán desde grandes riquezas hasta un aumento en los peces que atraparán en sus redes o buena suerte sobre ellos y sus familias.

Estos mitos no solo incitan a la mutilación o asesinato de las personas con albinismo, sino que empujan hacia mayores abusos. La peligrosa y extendida idea que asegura que mantener relaciones sexuales con ellos tiene como efecto la cura de enfermedades de transmisión sexual como el sida ha añadido a la lista de peligros y atrocidades la violación de mujeres y niñas con albinismo.

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Protesta contra los ataques sufridos por la comunidad albina en Tanzania. Fuente: The Citizen

En otros muchos lugares, la creencia de que el nacimiento de un niño o una niña con albinismo es una maldición enviada por los dioses como castigo supone una condena desde el primer aliento del recién nacido. La familia, y especialmente la madre, a la que se suele considerar culpable, es condenada al ostracismo y en muchos casos es repudiada por su marido y la comunidad. En algunos casos, con el fin de evitar la humillación y marginación, los recién nacidos son sacrificados en el momento del nacimiento, bien de forma consensuada con los padres o como decisión autónoma de la matrona por el bien de la comunidad.

El trasfondo de todas las historias, mitos y promesas de un beneficio superior niega implícitamente la idea de humanidad de las personas con albinismo y, por tanto, al defender que son entes y demonios que caminan entre ellos, también elimina cualquier rastro de humanidad o empatía, con catastróficas consecuencias.

Para ampliar: Documental In the Shadow of the Sun, Harry Freeland, 2012

Un oscuro mercado de muti y poder

A pesar de que la persecución de las personas con albinismo se ha llevado a cabo desde hace décadas, algunas organizaciones, como Under the Same Sun, establecen una estrecha vinculación entre mito, tradición y capitalismo. Esta triada ha consolidado un mercado enraizado en lo más profundo de la cultura popular africana. El principal mercado para las partes y órganos de personas con albinismo encuentra su razón de ser en el muti, palabra que en zulú hace referencia a la medicina tradicional y encantos mágicos que incluyen en ellos partes del cuerpo humano.

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Las personas con albinismo sufren ataques relacionados con la medicina muti, que incluye partes del cuerpo humano en ella. Fuente: Under the Same Sun

Un informe de 2008 refleja cómo el 70% de una muestra de personas encuestadas en Mozambique y Sudáfrica afirmaron creer que el empleo de partes humanas potenciaba los poderes de la medicina muti y que esta servía para curar cualquier enfermedad. La superstición popular no solo gira en torno al muti y sus supuestas cualidades medicinales. Es posible identificar dos variables más que motivan los asesinatos y ataques a personas con albinismo: la riqueza y la política.

Al contrario de lo que podría imaginarse de primeras, la modernización de las políticas en algunos Estados africanos y su entrada en sistemas capitalistas, con su consiguiente acceso al mercado y competición internacional, han aumentado y consolidado las creencias en la brujería en los sectores más pobres de la sociedad. En las áreas más afectadas por las desigualdades y la pobreza, es habitual encontrar quienes acuden a hechiceros con el fin de obtener beneficios en su trabajo en un ambiente laboral y social donde, debido a los bajos niveles de desarrollo y educación, es complicado competir u obtener los mismos beneficios que las grandes empresas.

De forma más reciente y preocupante, se ha registrado un aumento en los ataques a personas con albinismo durante épocas electorales o en torno a eventos políticos en la comunidad, como podrían ser entierros de jefes tribales u otras figuras de relevancia dentro de la misma. Los objetivos siempre son los mismos: atraer la buena suerte, la búsqueda de resultados favorables para un candidato o un sacrificio para la nueva vida tras la muerte de los líderes fallecidos.

Si a todos estos objetivos políticos y económicos le sumamos las promesas de los doctores-hechiceros y la mística general en torno al albinismo, nos encontramos con un mercado especializado y oscuro en el que lo que es denominado fríamente como un “set albino completo” —extremidades, órganos, genitales, nariz, lengua y orejas— puede llegar a venderse por 75.000 dólares estadounidenses.

¿El enemigo equivocado?

¿Cómo es posible vencer a aquello que ni se puede ver ni tocar? Probablemente esta sea una de las muchas preguntas que se plantean los defensores de las personas con albinismo. La lucha contra un enemigo abstracto —las leyendas que deshumanizan a los albinos y aquellos que las propagan y llevan a cabo— centran los esfuerzos persecutorios de los Gobiernos. Sin embargo, este enfoque pierde de vista otros grandes riesgos que amenazan la vida de las personas con albinismo en África.

No se trata ya de sus propios congéneres ni de los brujos que les mandan dar caza, sino de algo mucho más mundano que todo ello: el cáncer de piel. La falta de melanina en la piel hace que desaparezca cualquier barrera protectora contra el sol en su organismo y se ha convertido en la principal causa de muerte entre los albinos en África. Objetos y productos tan cotidianos como sombreros, gafas de sol, protector solar o simples camisetas de manga larga se convierten en elementos salvavidas para las personas con albinismo que pueden retrasar los efectos negativos del sol sobre su piel. La inversión en infraestructura o servicios que les atiendan una vez detectada la enfermedad es ínfima en relación con la necesidad.

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El cáncer de piel se ha convertido en el principal enemigo de las personas con albinismo. Fuente: Advantage Africa

Para ampliar: Fear and Loathing: Albino Africans Surviving in Tanzania, RT Documentary

Junto a los asesinatos y el cáncer, se erige otro enemigo transversal: el círculo vicioso que integran pobreza, discriminación y desinformación. La desinformación en muchos poblados y áreas sobre el albinismo suele ir ligado a la discriminación de las personas que lo padecen desde la infancia, marginadas de la comunidad desde una edad temprana y, en muchos casos, también sus familias. Además, las dificultades visuales que la mayoría de ellos padecen y los recursos escasos de las escuelas impiden que una gran mayoría pueda continuar su educación. La posibilidad de integrarse en la sociedad se vuelve cada vez más imposible y los condena en muchos casos a la pobreza al no tener formación y llevar la estampa del color de su piel.

Los centros de acogida se han convertido en una doble solución temporal para los niños y adolescentes con albinismo. A pesar de que suplen la necesidad de protección que todos ellos necesitan y plantean una educación especializada y más adaptada a sus necesidades visuales, no acaban de raíz con sus verdaderos enemigos. Si bien es cierto que la educación que reciben los cualifica para un posible mundo laboral o una educación superior, la separación del resto de la comunidad y de sus familias —quienes en la mayoría de los casos los abandonan— no se resuelve al encontrarse aislados y sin contacto más allá de los muros de los centros de acogida. Una vez terminada la educación básica, los niños y adolescentes deben volver a enfrentarse a una sociedad que los rechaza y donde el sol sigue brillando con la misma fuerza. El peligro y las amenazas tan solo se han retrasado unos años.

Si tuviésemos que responder a la respuesta de cómo luchar contra un enemigo que no se ve, probablemente la respuesta menos incorrecta sería mediante la educación, pero la de las comunidades locales. Desmitificar la leyenda, enseñar la igualdad frente a frente a una persona con albinismo, fomentar la enseñanza inclusiva dentro de ella, sin que sea necesario el aislamiento o la marginalización, y crear conciencia sobre la especial vulnerabilidad frente al cáncer de estas personas podría suponer un gran avance en su protección y calidad de vida.

Los nietos del sol: una brizna de luz más allá de la oscuridad

Los retos a los que se enfrentan las personas con albinismo en África se alzan frente a ellos como una montaña imposible de escalar o rodear. Sin embargo, en otras áreas del mundo es posible identificar ciertos patrones de cabio en zonas donde las personas con albinismo fueron una vez objeto de persecución.

Es el caso de la tribu kuna en Panamá, donde se estima que uno de cada 150 niños nace con albinismo. Conocidos como hijos de la luna o nietos del sol, son percibidos como una bendición para la familia en la que nacen: son cuidados y respetados por la comunidad, llegan a ocupar puestos de relevancia dentro de la misma y se les reconoce mediante las historias y mitos populares capacidades curativas y de liderazgo.

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Familia kuna. Fuente: Elonce

Para ampliar: “El universo kuna: la lucha por la cultura”, Eduardo Saldaña en El Orden Mundial

Sin embargo, los albinos kunas no siempre gozaron del respeto y protección de su comunidad. Tras la conquista española de Panamá a finales del siglo XVI, la historia popular condenó a aquellos que nacían con albinismo dentro de la tribu al considerarlos hijos impíos de los colonizadores europeos. Serían necesarios casi tres siglos para que la tribu kuna redefiniera su visión hacia las personas con albinismo y los abrazase en el seno de una comunidad que desde entonces los ha visto como protectores de su cultura y estilo de vida.

La cima del Kilimanjaro

Es probable que nos encontremos ante una de las peores décadas para las personas con albinismo en África: persecución, marginación y la presencia de enfermedades mortales están presentes en su día a día. No solo es necesario luchar localmente contra los mitos que envuelven al albinismo y perjudican a quienes lo padecen, sino atacar la raíz de uno de los mayores problemas de África: las grandes desigualdades y la falta de oportunidades.

Además, desde la Unión Europea o las Naciones Unidas, en esta última década se han emitido informes y declaraciones que condenan las prácticas mencionadas y llaman a un endurecimiento de las leyes que las condenan. Existe la posibilidad de que tan solo queden en papel mojado, pero todo parece indicar que al menos han servido para que algunas vendas se caigan y florezcan los foros, reuniones y apoyos internacionales para proteger a la comunidad de albinos en África y en el mundo.

Josephat Torner logró escalar el Kilimanjaro en agosto de 2011, en un acto cargado de simbolismo que demuestra que la inamovible montaña que representan los grandes retos y peligros a los que se enfrentan las personas con albinismo en África son posibles de enfrentar y vencer. Aún existe una brizna de esperanza para el colectivo albino en África.

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Josephat Torner en la cima del Kilimajaro. Fuente: CNN

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