La otra cara menos humana pero no menos importante de la guerra civil en la que se encuentra sumida Siria nos es revelada en noticias esporádicas como la que nos presenta este vídeo.
El inicio del conflicto significó la total paralización de los trabajos arqueológicos en el país y el caso de Ebla es especialmente grave debido a la importancia del yacimiento situado en Tell Mardikh, en las cercanías de Alepo.
De ser una de las ciudades más importantes hace más de 4.000 años (2.400 - 2.250 ANE) con una escritura propia y un importante legado escrito compuesto por más de 20.000 tablillas cuneiformes, ha pasado a ser un nicho rebelde para avisar de los ataques aéreos a la ciudad de Alepo y esconder el armamento con el que combaten al gobierno.
Muchos otros puntos de alto interés histórico-arqueológico han sido reconvertidos como puntos estratégicos militares por su posición elevada o por encontrarse en el cruce de caminos.
Aprovechando este caos numerosos vecinos se acercan al desprotegido enclave para excavar y recuperar objetos que vender en el mercado negro ante la pasividad del guardia que, por otro lado, también prueba suerte como buscatesoros. En su desprotección y también en la agonía del hambre que acecha a la población cada día más debemos buscar la razón por la que se han retomado tales prácticas.
Tristemente esta guerra está destruyendo ciudades enteras y matando a miles de personas cuya pérdida es insustituible. Si bien las ciudades se pueden reconstruir y la memoria colectiva de un pueblo vivo sobrevivirá pese a las numerosas bajas que se produzcan, un yacimiento de una cultura extinta como la eblaíta es mucho más frágil dado que cualquier objeto movido, destruido o expoliado significa la destrucción irreparable de una parte de la historia de esa ciudad, de su sociedad y por lo tanto de la Historia de la Humanidad.