Este verano asistíamos, entre alucinados y sorprendidos, al despliegue de medios que el Gobierno de Mariano Rajoy había preparado en el aeropuerto para traer a España a Miguel Pajares, un misionero español contagiado de Ébola. Con él no se reparó en gastos, al contrario de lo que pasó con otros, como el espeleólogo español Cecilio López, aunque eso es objeto de otro debate. Aquel primer traslado fue, en apariencia tan bien, que el Gobierno español decidió repetir la experiencia con otro misionero contagiado de Ébola, Manuel García Viejo (aunque en esta ocasión no hubo tanta parafernalia). El Gobierno ya tenía lo que quería: un paripé propagandístico que le permitía hacer ver que sabían hacer las cosas (ante su inutilidad para afrontar la crisis económica). Incluso se permitieron sacar pecho y ofrecerse al resto del mundo para dar lecciones. La Marca España levantaba cabeza.
(Tuit del Ministerio de Sanidad ofreciendo su ayuda para los protocolos de repatriación de afectados por el Ébola.)
Ya desde el primer momento se advirtió de que las cosas no estaban haciéndose correctamente. España es un país que nunca se ha enfrentado a un virus como el Ébola. Además, el actual Gobierno entró hace unos años en un proceso de desmantelación y privatización de la Sanidad pública que, unido a los recortes, ha empeorado la calidad sanitaria española. Fuimos muchos entonces los que advertimos que traer a gente infectada de Ébola a España era una mala idea porque podría provocar que la enfermedad se extendiera. Desgraciadamente, el tiempo nos ha dado la razón.Ayer se supo que una auxiliar de enfermería que atendió a ambos misioneros había contraído el Ébola. Es el primer contagio que se da en Europa. Y conforme sabíamos más datos, más improvisado sonaba todo.La auxiliar tuvo vacaciones al día siguiente de atender al segundo misionero, que aprovechó para hacer vida normal. Hacia el día 30 de septiembre empezó a sentir síntomas. Cuando acudió al hospital (donde puso en conocimiento que había atendido a los afectados de Ébola) no la ingresaron porque no tenía suficiente fiebre. Días después volvió a acudir y la remitieron al hospital de Alcorcón donde finalmente le harían las pruebas porque ella misma las solicitó varias veces. Las denuncias no se han hecho esperar. No han sido pocos los que han sacado a la luz pública que los hospitales no están preparados para esta eventualidad, que el personal sanitario no está formado ni preparado (tan solo han recibido "cursillos" de media hora) y que los trajes de protección son de nivel 2 (cuando en el resto de Europa se utilizan los de nivel 4).Todo esto son fallos de protocolo que nos ponen a todo el país en un serio peligro. ¿La ministra Ana Mato (un apellido que no inspira confianza en una ministra de Sanidad) debe dimitir? Dejemos que sea ella la que hable. Retrocedamos en el tiempo hasta el año 2009.
(Esto es lo que dijo Ana Mato, entonces en la Oposición sobre Carme Chacón, ministra socialista de Sanidad durante el brote de gripe porcina de 2009.)
No es un secreto decir que en España todo se hace de forma chapucera. Ejemplos no faltan. Ni siquiera los protocolos de seguridad cumplimos. He aquí unas cuantas imágenes que pueden ayudar a entender por qué España se ha convertido en el primer país europeo en sufrir un brote de Ébola, atrayendo la mirada del mundo entero; otro éxito de la Marca España.
(Documento que demuestra que ni los protocolos de seguridad se cumplieron. Extraído de aquí.)
(Trajes de protección utilizados en España.)
(Aislamiento en el hospital de Alcorcón.)
(Técnico sanitario en una ambulancia durante el traslado de Miguel Pajares.)
(Dos imágenes del aislamiento en el hospital La Paz, en Madrid, ante un caso sospechoso de ser Ébola, aunque luego resultó no serlo. En la segunda imagen se puede ver el traslado de un paciente convencional.)
(Una persona sin protección dentro del avión que trasladó a Miguel Pajares.)
(Un médico portando una mochila durante el traslado de Miguel Pajares.)