Medios informativos de todo el mundo señalaban que un medicamento experimental contra el ébola desarrollado en EE.UU. sería un nuevo milagro, pero ha fracasado, al menos con el sacerdote español Miguel Pajares, infectado en Nigeria y fallecido este martes en Madrid pese a ser tratado con él, aunque quizás cuando su caso era ya irreversible.
Dicen los epidemiólogos que atacar los virus es sumamente difícil. Como prueba ponen los lentísimos éxitos contra el mismo ébola, investigado desde 1976, cuando se detectó cerca del río del mismo nombre en el Zaire (hoy R.D. del Congo).
Con el ébola podríamos estar como hace 33 años, cuando se explicó la aparición del entonces mortal SIDA, que ahora se contiene, aunque no se cura, con medicamentos desarrollados durante estas tres décadas.
Hay numerosos virus que, además de mutar, los padece o puede padecer cada ser humano sin que se haya encontrado la vacuna definitiva, como los de la gripe.
O las distintas hepatitis, especialmente las A,B y C (hay hasta la G), que se calcula que afectan al cinco por ciento de la humanidad, y que en el caso de la C, el tratamiento más novedoso cuesta hasta 60.000 euros por paciente.
Otro virus muy común, este entre las mujeres, es el papilomavirus, que ocasiona el 70 por ciento de los tumores de los órganos genitales, y del que se diagnostican en España unos 2.000 casos anuales.
Estamos rodeados por virus que se transmiten rápidamente, aunque en el caso del ébola los especialistas afirman que en países avanzados, incluido España, se puede evitar que se propague, pero que allá donde hay pobreza, mala comunicación y sistemas sanitarios deficientes, puede matar a grandes poblaciones.
Podría pararse el ébola, pero es necesaria una voluntad internacional que todavía no parece cercana.
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