Al Sr. Echenique no le gusta el discurso del Rey; dice que no tiene clara la hoja de ruta en Cataluña y que adopta el ideario del partido Popular. El Sr. Echenique debe ser más proclive a la política seguida en Argentina, por parte de diferentes líderes adscritos a movimientos distintos. Es por eso por lo que el Sr. Echenique vino a España a ser tratado de su distrofia muscular, haciendo un enorme sacrificio si tenemos en cuenta el elevado nivel asistencial y las facilidades santiarias públicas en su Rosario natal. Ahora, imparte desde su silla de ruedas, pagada en parte con dinero suyo y mío, amable lector, lecciones de moralidad mientras no cotiza por su asistente, para quien también recibe una ayuda social. Al Sr. Echenique se le olvida -tiene lagunas en su memoria, como liquidar las cargas sociales de sus empleados- que España es una monarquía constitucional en la que el Rey carece de poder político y lee los discursos elaborados por el gobierno de turno. Me pregunto cuales hubiesen sido las palabras de D. Felipe en el caso de que, por desgracia, Podemos fuese responsable del país; me imagino una encarnizada defensa de Rodrigo Lanza, después de asesinar a otro ciudadano -no le gustaban sus tirantes- y de dejar hemipléjico a un policía durante un deshaucio, momento en el que sus correligionarios, calificaron a este sujeto de víctima. Pienso que alabaría la gestión de Ada Colau, mujer plural donde las haya, que se niega a felicitar la Navidad -no todos los catalanes son cristianos- pero sí lo hace con el Ramadán -se conoce que sí son musulmanes-. Alabará el gobierno de Carmena, la abuelita feliz, que no utiliza motivos religiosos en su decoración navideña -no todos los madrileños profesan confesiones que celebren la Navidad- mientras decora el ayuntamiento con la bandera multicolor durante la celebración del orgullo gay -se conoce que sí son homosexuales la totalidad de ciudadanos de la capital-; y bailará la sardana con un Puigdemont que no estará huido por el represor estado Español, mientras trataría de que no le pisase una integridad territorial imprescindible en la propia esencia del país que aspira a gobernar.
Una buena noticia sería que regresase a su Rosario natal, para ayudar al necesitado pueblo argentino; no pretendo ser egoísta aprovechando en beneficio propio, los inagotables recursos de este político de reciente irrupción en el panorana nacional.