El otro día os hablé de nuestras vacaciones a Las Landas, y os dije que haría una entrada especial. Como lo prometido es deuda, aquí os la traigo.
La excursión de la que os hablaba es, como bien lo dice el título, al eco-museo de La Grande Lande Marquèse.
Se trata de un espacio al aire libre donde se recrea una granja típica del siglo XIX. Pero no os imaginéis una granja con animales y listo. Para empezar, la manera de llegar a ella es mediante un tren original de principios del siglo XX. Tras unos minutos de traqueteo a través del bosque, llegamos a una gran explanada donde nos explican (en francés) qué rutas tenemos disponibles. Si no sabéis francés no os llevéis tampoco las manos a la cabeza, que en la estación de tren te facilitan un plano en castellano.En este mismo punto hay un restaurante y una zona acondicionada para picnic.Nosotros empezamos por el gallinero, que se encontraba al otro lado de la vía. Allí había patos, ocas, gansos, gallinas... Y justo al lado un establo con un buey. ¡Pero vaya buey! Creo que una imagen vale más que mil palabras, ahí lo tenéis:Un poco más adelante tenemos una casa de 1772, la casa "Mineur", en el que a determinada hora la abren para exponer una especie de taller de costura.Al lado de la casa encontramos un pozo balancín que evoca historias de brujas.
Vimos cómo sacaban de la majada a las ovejas a pastar, y nuestro peque se convirtió por un rato en un improvisado pastor.Visitamos la casa del aparcero, la del amo con su huerto, la del jornalero, las porquerizas, el horno de pan (donde puedes comprarte un brioche recién hecho)... Nos adentramos por una senda en el bosque, con idea de llegar al molino, y nos encontramos con... ¡la casa de la bruja! Nosotros que no lo sabíamos, entramos y nos encontramos con un gato disecado y lindezas por el estilo, y vaya susto se metieron los pobres críos jajaja. Salieron pitando, vamos, que ni foto sacamos.
El molino funciona y hacen demostraciones de la fabricación de harina. Junto a él se encuentra la casa del carpintero, encargado, entre otras cosas, de hacer...¡zapatos! y un huerto de plantas medicinales. Desde allí seguimos la ruta para ver el colmenar y la zona del resinador, con su cabaña.Una excursión para todo el día, en la que aprendemos muchas cosas.¿Conocéis alguna otra granja de este estilo?