Revista Comunicación

ecocolón

Publicado el 17 junio 2016 por Libretachatarra
el país
En julio de 1494, durante su segundo viaje, la flota de Cristóbal Colón navegaba entre Cuba y Jamaica bajo la lluvia torrencial del monzón. La expedición corría peligro: las trombas de agua inundaban las bodegas y corrompían las provisiones, y el calor sofocante hacía imposible conservar los alimentos. Durante varios días, el avituallamiento de la tripulación dependió de la ayuda de los indios. En esta situación crítica, Cristóbal Colón hacía la siguiente reflexión: "El cielo, la disposición del aire y del tiempo en estos lugares son los mismos que en los alrededores", es decir, que "cada día aparece una nube cargada de una lluvia que dura una hora, a veces más y a veces menos, hecho que se atribuye a los grandes árboles de este país". La prueba que Colón aporta acerca del vínculo entre la cubierta forestal y las precipitaciones es la siguiente: sabía "por experiencia" que lo mismo había ocurrido con anterioridad "en Canarias, en Madeira y en las Azores", pero que desde que cortaron los árboles "que las atestaban, ya no se generan tantas nubes ni tanta lluvia como antes".
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La teoría climática del navegante genovés provenía de su experiencia directa del primer "choque ecológico" de la historia. Las islas de Madeira y Porto Santo —inhabitadas por el hombre antes de la llegada de los portugueses en 1419— experimentaron, en pocos decenios, unos cambios medioambientales brutales. Madeira, "la isla de la madera", se convirtió en el primer centro mundial de producción de azúcar. Durante la década de 1450, el capital europeo y los esclavos africanos convergieron en Madeira para convertirla en la primera economía de plantación de la historia. Pero la producción de azúcar consume mucha energía. Hacia 1510 se había talado un tercio de la superficie de la isla. Sin madera para alimentar las refinerías y también a causa del empobrecimiento del suelo, la producción de azúcar se hundió.
Cuando, en la década de 1470, Cristóbal Colón era un comerciante genovés afincado en Lisboa, se benefició del auge azucarero. Además, en 1478, se casó con Felipa Moniz, hija del conquistador de Porto Santo.
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JEAN-BAPTISTE FRESSOZ
“Colón también descubrió el cambio climático”
(el país, 12.06.16)

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