En política y economía muchas veces se cumple ese sabio refrán de que no se puede estar en misa y repicando, como acaba de comprobar la ministra Rosa Aguilar del todavía gobierno de Zapatero, al decidir el Parlamento Europeo que los pesqueros españoles deben abandonar las aguas del antiguo Sahara Español.
Durante su mandato Zapatero quiso aparecer ante el mundo como el primer ecologista mundial, de manera que le llamó al Ministerio de Agricultura y Pesca un grandilocuente y ecológico "Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino".
Greenpeace no lo habría hecho mejor que Zapatero, con ese departamento para la Protección Poética del Aire y las Aves, la Tierra y sus Frutos y la Mar y sus Pececillos.
Pero los intereses económicos y los políticos no siempre coinciden con el ecologismo que impone modas que luego abandona sigilosamente, como las campañas pro osos polares que desaparecían por el cambio climático, pero que resulta que se reproducen y crecen como nunca.
Fruto de esas campañas ecologistas tan seguidas por quien decía que “la Tierra no es de nadie, sino del Viento”, los eurodiputados han creído que los 119 barcos europeos que faenan en aguas del antiguo Sahara español, de ellos 100 españoles, esquilman la riqueza pesquera saharaui, y de los saharauis.
Pero ese Sahara es hoy parte de Marruecos para ese país y también para la ministra Aguilar, que habla de “aguas marroquíes” refiriéndose a las saharauis, aunque no lo acepte la ONU.
Tenemos así dos conflictos que hereda Rajoy: el de si el PP insistirá en que el Sahara es de los saharauis y no de Marruecos, y si el jefe del Gobierno dejará de comer pulpo a feira, porque buena parte del cefalópodo que se consume en España viene de esa mar que ahora controla Marruecos.
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SALAS
Por un problema informático hoy no puedo incluir alguna de las maravillas de Salas. Espero haberlo resuelto mañana. Pero vaya a su página y hurgue dentro de ella. Encontrará grandes joyas.