Revista Medio Ambiente
Alexandre Anderson de Souza, presidente de la Asociación de Hombres y Mujeres del Mar (AHOMAR) –asociación de pescadores a las afueras de Río de Janeiro- y su esposa, Daize Menezes de Souza corren un serio peligro tras recibir varias amenazas a causa de su trabajo como ecologistas y, sobre todo, después del homicidio de dos miembros de la asociación a finales de junio. Ninguno de los dos está recibiendo la protección adecuada.
A finales de junio pasado, los cadáveres de Almir Nogueira de Amorim y João Luiz Telles Penetra, pescadores y miembros activos de AHOMAR, fueron encontrados en la bahía de Guanabara, en Río de Janeiro. Ambos habían desaparecido tras partir en una expedición de pesca el día 22 de ese mes. Las investigaciones preliminares llevadas a cabo por la división de homicidios de la Policía Civil señalan que habían sido atados antes de que se ahogaran.
Los homicidios han tenido lugar tras las constantes amenazas contra Alexandre Anderson de Souza, su esposa, Daize Menezes de Souza, y otros miembros de la asociación, relacionadas con las denuncias presentadas por la asociación contra la construcción de un oleoducto en la bahía, y contra los daños medioambientales que amenazan la forma tradicional de vida de los pescadores.
El 22 de mayo de 2009, el tesorero de AHOMAR, Paulo César dos Santos Souza, fue golpeado y asesinado de un disparo en la cabeza delante de su esposa y sus hijos. Al año siguiente, Márcio Amaro, miembro fundador de la asociación, también fue asesinado a tiros en su casa. Ambos casos siguen sin resolver.
Alexandre Anderson ha asegurado que, en los últimos tres años, ha sobrevivido a seis atentados contra su vida. En agosto de 2009, él y su esposa fueron incluidos en un programa federal que proporciona protección a defensores y defensoras de los derechos humanos. Sin embargo, la protección sólo se ha aplicado parcialmente.
Alexandre Anderson ha denunciado formalmente a las autoridades, en numerosas ocasiones, que los agentes asignados cuentan con poca formación y no están debidamente equipados. También ha declarado que algunos agentes han trabajado anteriormente como guardias de seguridad en el oleoducto, y han estado implicados en enfrentamientos con miembros de AHOMAR. Su esposa, que trabaja como activista en la misma asociación, no está recibiendo protección, pese a haber recibido también amenazas.
AHOMAR, creada en 2003, representa en la actualidad a más de 1.800 pescadores y pescadoras tradicionales que viven y trabajan en Río de Janeiro. Se creó para denunciar el creciente daño medioambiental en la bahía de Guanabara, un daño que amenaza a los medios de vida de los pescadores.
Desde el año 2007 ha estado haciendo campaña contra Comperj (Complexo Petroquímico do Rio de Janeiro), un consorcio que construye oleoductos en la bahía de Guanabara. En 2009 logró detener el trabajo en el oleoducto durante una protesta de 38 días, en la que los miembros de la asociación anclaron sus barcos a lo largo del emplazamiento del oleoducto, en la bahía.
Desde entonces, Alexandre Anderson ha denunciado haber recibido amenazas. En diciembre de 2010, una delegación de Amnistía Internacional visitó la sede de AHOMAR en Magé, donde recibió numerosas denuncias de violencia y acoso contra los miembros de la asociación.
La aplicación del Programa Federal de Derechos Humanos ha sido desigual en el estado de Río de Janeiro, que está a la espera de que se firme un decreto para la creación de un órgano estatal de protección a los defensores y defensoras de los derechos humanos. Alexandre Anderson de Souza ha recibido medidas de protección de diversa calidad en una serie de acuerdos específicos; pese a su inclusión en el programa, su esposa no ha recibido protección.
En el caso de AHOMAR, la situación se ha visto agravada por la retirada, en febrero de este año, del destacamento de policía de la playa de Mauá (Destacamento de Policiamento Ostensivo (DPO) da Praia de Mauá), cerca de la sede de la asociación.