El profeta Sarkozy nos ha regalado con un bello discurso en Toulon ante un público elegante y entregado. En el mismo lugar en el que tres años antes había prometido –o amenazado- con la refundación del capitalismo, el presidente de Francia, monsieur Sarkozy, hoy nos ha prometido –o amenazado- con la refundación de Europa. Porque, además de profeta, es un gran prometedor.
Se le oía casi a media voz, como si quisiera envolverse de una trascendencia o de una cierta autoridad. Pero, no sé por qué, yo ya no me lo creo y, además, el papel de profeta y gran prometedor le viene grande. Quizás porque, después de la caía de Lehman Brothers, muchos creímos que realmente alguien era capaz de liderar al mundo para librarnos de los buitres que nos habían llevado al colapso financiero. Craso error el nuestro, el presidente Sarkozy nos vendió humo y falsas promesas. Y el capitalismo sigue igual que antes, por los mismos derroteros sin haberse refundado en absoluto.
Sin embargo, algo sí ha quedado claro: nadie ha sido capaz de imponer el poder político por encima del poder económico. Durante estos tres años, los bancos se han refinanciado con fondos públicos y siguen ganando mucho dinero sin que parezca que nada haya ocurrido. Aunque sí están ocurriendo cosas: ahora son ellos los que ahogan a los estados con tipos de interés altísimos y exigen una "ortodoxia económica" sin importarles en absoluto las consecuencias que para la población –las personas- puedan tener. Monsieur Sarkozy lo ha dejado claro: la refundación de Europa pasa por constituir un grupo selecto de países con una "economía saneada" porque, según ha afirmado en un tono grave, los bancos deben tener la seguridad de que no van a perder ni un céntimo de "su dinero". Ni más ni menos, a media voz y sobre unas alzas muy falsas. Porque esta declaración no es más que un eufemismo que esconde otra realidad: la refundación de Europa no es otra cosa que una elegante manera de deshacerse de los menos ricos –o de mandar a la mierda a los pobres, que diría alguien con menos miramientos que una servidora.
Es curioso, pero hoy también hemos podido oír la voz del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y del vicepresidente de la Comisión Europea, el señor Almunia. Nada que ver con monsieur Sarkozy. Estos andan aún creyendo que el Banco Central podrá emitir bonos europeos y conseguir así que los estados puedan pagar un interés más bajo por sus deudas. ¡Ingenuos! También hemos podido saber que los bancos, desde la caída de Lehman Brothers, han recibido un billón y medio –con "b"- de euros para poder sanear sus cuentas. Irónico, ¿no? El de las alzas, con sus sueños napoleónicos. Las autoridades europeas, creyendo que tienen alguna autoridad. ¿Y nosotros? Pues aquí, viéndolas venir y sin creernos nada de nada -que para algo han servido las promesas de monsieur Sarkozy.Actualidad política y social. Una visión crítica de la economía la actividad política y los medios de comunicación.