Monte encinar de El Pardo; los carpetanos aprovecharon el bosque mediterráneo situado en su territorio para su actividad ganadera y cinegética así como fuente de bellotas que complementaban y sustituían al cereal en épocas de malas cosechas.
Las actividades económicas de los carpetanos abarcaban diversas áreas para las que la moderna arqueología ha contribuido notablemente en su conocimiento. Estas actividades, clasificadas de una manera actual, tuvieron las siguientes características:
a) Actividades primarias:
La agricultura fue su actividad fundamental, siendo más importante entre ellos que entre otros pueblos de la meseta. Su explotación principal fue el cereal, para el que la cebada y el trigo representan la mayor parte de los restos encontrados: el trigo se empleaba para la fabricación de pan y la cebada para la elaboración de tortas, la fabricación de cerveza y la alimentación de los animales de tiro. La aparición de cebada mezclada con leguminosas denota que se cultivaron juntas para mantener la fertilidad del terreno y aprovechar ambas como forraje. Otros cereales cultivados por los carpetanos fueron el mijo y el panizo, que señalan una asociación con cultivos de primavera; la avena, por su parte, comienza a aparecer poco después de la conquista romana. Los cereales se cultivaban de manera extensiva y en secano utilizando utillaje de hierro para el laboreo desde el siglo IV a.C Una vez cosechados, eran aventados y almacenados en áreas específicas de los poblados.
Las leguminosas se dieron en menor medida, probablemente en las zonas cercanas a los asentamientos. Se han documentado restos de lentejas, yeros, habas, guisantes, guijos, almortas y veza; el garbanzo aparecería ya en época romana.
Finalmente, de una manera más reducida, se cultivaron frutales: higueras, almendros, ciruelos y manzanos, así como hortalizas: zanahorias y apio; como especia se dio el comino, que acabó teniendo famad en el mundo romano.
Aparte de estos cultivos, como elemento recolectado del bosque mediterráneo, se empleó abundantemente la bellota, tanto para la fabricación de harina como para su consumo como fruto.79
En cuanto a la ganadería, los estudios arqueológicos indican que la principal cabaña la formaban los ovicápridos, seguidos de los bóvidos, que se usarían como animales de tiro, y en menor proporción otros animales como el cerdo y los equinos.El consumo de carne se complementaría con la caza obtenida del bosque mediterráneo, ya que es habitual encontrar también restos de ciervo, liebre y conejos.
Por lo que respecta a la minería, parece que, a excepción de la sal, fue escasa ya que no es mucho lo que ha conseguido documentar la arqueología para la región carpetana. La explotación minera experimentó su desarrollo ya en época romana y se centró principalmente en el área de los Montes de Toledo, donde se conoce la existencia de minas de oro en La Nava de Ricomalillo y El Molinillo, poblaciones situadas en su zona occidental, así como de cobre en Consuegra, situada en la vertiente oriental. También se han documentado, junto al castro de Dehesa de la Oliva (Patones) explotaciones de cobre y estaño y cerca de Segóbriga, de “lapis specularis” el cual Plinio refería como de mejor calidad que el extraído en otras zonas del ámbito romano. Otro elemento importante fue la sal que se extraía de las salinas de La Sagra y los humedales manchegos.
b) Actividades secundarias:
Las actividades de artesanía de los carpetanos se solían llevar a cabo en áreas apartadas y específicas de sus poblaciones, con el fin de mitigar sus efectos molestos o minimizar el riesgo de extensión de posibles incendios.
La cerámica se fabricaba mayoritariamente a torno en las poblaciones mayores, que eran las que contaban con alfares, manteniéndose de manera marginal la fabricación manual en las vasijas destinadas para cocinar y en los grandes recipientes.
En cuanto a la metalurgia, se producían en hierro las herramientas, armas y elementos tales como clavos o arandelas, mientras que para los elementos decorativos como las fíbulas, se utilizaba mayoritariamente el bronce.
La orfebrería en el área céltica peninsular fue una actividad de aparición tardía (finales del siglo IV, principios del siglo III a.C.) en relación con el mundo ibérico (siglos VII-VI a.C.) el cual adoptó estos elementos de la sociedad fenicia. La producción de los orfebres se realizaba en talleres dentro de los grandes oppida así como por medio de artesanos itinerantes quienes, llevando sus materiales (materia prima, matrices y herramientas) consigo, trabajarían localmente en diversas poblaciones. Las joyas se solían producir mediante láminas repujadas que en ocasiones estaban rellenas de algún material que les diese consistencia.
Las actividad textil, asumida por las mujeres carpetanas, es atestiguada por los abundantes restos de pesas de telar o pesas de husos, desconociéndose el tipo de los telares aunque se supone que eran verticales. Como curiosidad, se da la circunstancia de que dichas pesas eran muy personalizadas intentando individualizar a cada poseedora y solían ser ofrenda del novio a la novia como compromiso de boda.
c) Actividades terciarias:
Moneda acuñada en Contrebia Carbica, una de las cecas que surgieron en el territorio carpetano favorecidas por la actividad comercial.
Los carpetanos también participaban del comercio a través de las rutas que recorrían su región articuladas sobre los vados del Tajo, en especial el de Toledo.
Este comercio propició la llegada a la región de diverso material suntuario y cerámicas áticas procedentes del sur y sureste peninsular, estando esta actividad en la base de la temprana aparición de cecas en Complutum,Contrebia Carbica y Toletum. Por otro lado, también fueron objeto de comercio interior dentro de la Carpetania la madera para construcción y el granito para fabricar los molinos de grano. En relación con esta actividad comercial, algunos arqueólogos han propuesto que unas pequeñas bolas de piedra o barro, que es frecuente encontrar en los excavaciones, pudiesen tener la función de pesas, medidas o valores de contabilidad.
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Revista Cultura y Ocio
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