Economía sumergida. Cómo calcular lo incalculable

Hacienda anuncia que calculará el peso de la economía sumergida y del fraude en cada uno de los impuestos. Sinceramente, me río de todos estos cálculos por muy profesionales que sean quienes los hagan. Este cálculo, puramente teórico e indemostrable «servirá» para diseñar los objetivos de la Agencia Tributaria en cuanto al plan de control anual se refiere. Para este cálculo se contará con la colaboración de Fedea -«think tank», y me gustaría saber cuánto dinero nos va a costar a los contribuyentes disponer de una cifra ficticia de economía sumergida.

Estudios de economía sumergida en otros países

Economía sumergida. ¿Cómo pretenden calcularla?

Lo curioso es que esto no es que sea una idea española precisamente. Ya se ha hecho en otros países; de hecho la Comisión Europea ha publicado recientemente unos resultados encargados al Center for Social and Economic Research (que también me gustaría saber lo que ha cobrado por el estudio). Según esta gente, España perdió 6.200 millones en recaudación por IVA, aunque supongo que lo mismo podrían haber dicho que eran 10.000 o 3.500. En todos estos estudios se habla grandilocuentemente de tax gap, que no es otra cosa que brecha fiscal (no sé por qué lo dicen en inglés). Es evidente que esa brecha existe, pero que pueda ser cuantificada es otra historia muy diferente.

La propia Agencia Tributaria dice que en el informe de Center for Social se cometieron errores metodológicos que perjudican a España.

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Una cosa está clara, parece ser que los inspectores de Hacienda piensan que ya se ha agotado la vía coercitiva en la lucha contra el fraude y que tienen que cambiar de estrategia para seguir recaudando. El problema es que su incapacidad para atajar la economía sumergida (esa que ellos mismos provocan tan a menudo) solo les hace ver otra solución: calcular el fraude (aunque sea de manera aleatoria) y redistribuirlo entre los que ya pagamos y estamos fichados en el censo. No hay otra; si no paga quien debe, ellos se encargarán de conseguir que paguemos el resto los platos rotos. Quizá por eso quieren llegar a una cifra sesuda de economía sumergida; para saber qué nos toca pagar. Porque, digo yo, ¿no sería mejor perseguir esa economía sumergida en lugar de hacer cálculos hipotéticos desde un despacho?

Ramón Cerdá